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El efecto Sandoval da aire al Granada

El conjunto andaluz ya no tenía mucho margen de error

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La llegada de José Ramón Sandoval al banquillo del Granada dio aire a un equipo que sigue soñando con la permanencia tras ganar 1-2 al Getafe, que sigue coqueteando con los tres puntos que necesita para seguir en Primera División y que parece no querer conseguir.

Con el agua al cuello, Sandoval, en muy pocos días, planteó un partido valiente y a cara de perro. Tenía poco que perder y el técnico madrileño, tras la destitución de Abel Resino esta semana, apostó por un partido ofensivo para sobrevivir en la categoría.

El conjunto andaluz ya no tenía mucho margen de error. Una derrota en el Coliseum era casi una sentencia de muerte. Con solo tres partidos por delante y con la salvación a seis puntos de distancia antes del inicio del choque, el Granada tenía que ganar o ganar.

Enfrente, los hombres de Pablo Franco, que han sufrido en los despachos lo que no está escrito, tenían al alcance de su mano la permanencia. Solo tres puntos le bastaban para sellar su presencia un año más en la Liga BBVA. El destino parecía tener reservado al Getafe asegurarse su duodécima temporada consecutiva en Primera División.

Sin embargo, como acostumbra en muchas ocasiones desde hace ya varias temporadas, parecía que ese suculento premio no iba con los jugadores de la escuadra azulona, que decidieron alargar la siesta durante la primera media hora del encuentro.

Ese fue el tramo del choque en el que el Granada aprovechó su planteamiento descarado con el que se lanzó al ataque. Suyas fueron casi todas las oportunidades y en casi todas estuvo involucrado Rubén Rochina, el mejor de los suyos durante los noventa minutos.

El futbolista valenciano fue un incordio constante para la defensa del Getafe. Desde la banda izquierda, dio un pequeño recital para intentar abrir el marcador casi desde el primer instante.

Lo pudo conseguir con dos oportunidades casi consecutivas y que se encargó de desbaratar Vicente Guaita con dos buenas paradas, sobre todo la primera tras un cabezazo a bocajarro en el que tuvo que emplearse a fondo.

El merecido premio granadino llegó justo después de esos acercamientos de Rochina. La recompensa vino a ver al Granada tras una mano del brasileño Naldo dentro del área tras un centro de Piti. El francés Youssef El-Arabi no falló y marcó desde los once metros el primero de la tarde.

El tanto del Granada no desperezó al Getafe, que casi hasta el último cuarto no empezó a funcionar. Entre el colombiano Freddy Hinestroza, que por sorpresa jugó de delantero, y Pedro León, consiguieron reactivar a un equipo que estaba a punto de besar la lona.

Hinestroza fue el primero en avisar con un zurdazo envenenado que el portero Roberto Fernández salvó con apuros. Su estirada salvó el empate, pero justo al límite del descanso no pudo detener la jugada de la tarde, obra de Pedro León, que hizo de las suyas con un control estratosférico, un recorte perfecto y un zurdazo con el que mandó la pelota al fondo de la red.

El golazo del murciano no afectó al Granada, que tras dejar los vestuarios volvió al césped con la misma actitud con la que empezó el choque. De nuevo se hizo dueño y señor del partido y de nuevo la conexión Piti-El Arabi funcionó con un centro del primero que remató de cabeza a la red el segundo.

El "milagro Sandoval" comenzaba a tomar forma entre el naufragio del Getafe, incapaz de enlazar jugadas de peligro con una actuación muy desacertada de sus dos medio centros, Mehdi Lacen y Juan Rodríguez, que no dejaron de cometer errores ofensivos y defensivos.

Pablo Franco quitó a Pedro León y se echó al público encima tras sustituir al único capaz de tener una idea aislada entre la poca lucidez general de sus hombres. Quedaban quince minutos y ese fue el final del Getafe, que falló en su intentona por salvarse matemáticamente.

Ahora tiene que jugar en Vallecas, recibir al Eibar y terminar en el Bernabéu. Tiene seis puntos de ventaja sobre el Deportivo. Bajar sería una debacle, pero todo es posible. Como lo es en Granada, que aún sueña con alcanzar a Almería y Eibar, a tres puntos de distancia con un partido menos. El "efecto Sandoval" empieza a tomar forma.

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