Ya es díficil salir en un mundo como el de la fotografía, en el que cada uno que tiene una cámara en la mano se imagina ser un as sobre los demás. Hay más cámaras reflex por metro cuadrado de lo que hubo en el mundo entero hace veinte años y entre toda esa competencia, algunas veces desleal y otras “familiar”, hay que sacar la cabeza.
Eso es lo que está intentando Alfonso Gamaza, nacido en Cádiz y criado en San Fernando, que ha conseguido publicar con uno de los grandes grupos editoriales de su especialidad, Motor Press Ibérica y ser portada de la revista Oxígeno con una espectacular foto de montaña, parte de un reportaje que ilustra un artículo en el interior.
Como joven que es, freelance, o lo que es lo mismo, a lo que salga, persigue un sueño que es poder hacer su propia fotografía partiendo de sus propios criterios, de su concepto de la imagen, de todo lo que ha aprendido en solitario, pero también a la sombra de grandes fotógrafos.
Tiene muchas cosas de las que hay que tener, como haber sido sido primero fotógrafo comercial -y como freelance, lo será cada vez que lo llamen- que es la mejor escuela que se puede tener. Porque no sólo hay que quedarse a gusto con uno mismo, sino también con el cliente.
Pero lo suyo es la fotografía deportiva y en general abrir caminos. No cree que el encasillamiento sea bueno y prefiere experimentar y a los que experimentan; no ve nada malo en la mezcla de estilos e incluso de materiales siempre que el resultado sea bueno y es de los que siguen pensando que con un teléfono móvil sólo se puede hacer una gran foto si se dan todas las circunstancias favorables. Pero sólo una foto.
La publicación reciente en Oxígeno ha sido “una oportunidad interesante, publicar y hacer portada”, mucho más por cuanto ese tipo de fotos de exteriores son complicadas de hacer. Si no se dan las condiciones, hay que crearlas... o esperar. Pero lo que lo más importante es innovar, crear un estilo propio como única arma para evitar la contaminación del sector. Que te vean.