Los luchadores del tango gaditano dejan por un lado su perfil más batallador para enamorar con sus coplas con el piropo a Cádiz en su primera copla. “Lo bonito que es Cái”.
Lo saben y así lo cantan sin contemplación. Cambian de registro radicalmente para dar paso con un segundo tango ante una tesitura cuanto menos dramática como es desconectar de la máquina a un niño enfermo.
Guerrean “hasta la muerte”, hasta el final. Así lo juran defendiendo un popurrí que se gusta con lo tradicional y que bendicen a golpe de horquillas.