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"Me alegro de romper clichés, de ser un espejo para otras mujeres?

Entrevista a Farah Hamed, actriz de 'Retorno a Hansala'

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  • Farah Hamed, jurado del festival de Tarifa. -
  • " Yo me he criado en Algeciras. Una vez en la playa con unos amigos, de repente vimos el cuerpo de un hombre flotando"
  • ?A este lado soy española y al otro marroquí. Hasta que decidí que no tenía ningún tipo de bandera, sólo la humana?
  • ?Hay muchas mujeres árabes que geniales profesionales y no tienen la oportunidad que he tenido yo con la película Retorno a Hansala?
Su mirada tranquila penetra. Te hace reflexionar. Su belleza dulce y joven lleva tintes nómadas, como sus raíces árabes, mezclados con aires agitanados. Su pelo rizado delata la rebeldía de una mujer que reivindica la capacidad de las actrices que se expresan en árabe para brillar a la misma altura que las españolas o europeas. Ella es Farah Hamed, miembro del jurado en el Festival de Cine Africano que además presenta fuera de concurso la película por la que estuvo nominada al Goya por la mejor actriz revelación, Retorno a Hansala.

—¿Qué mirada tienes usted, nacida en Tetuán y criada en Algeciras, de la relación de España con el norte de África?

—Ahora en Tarifa estamos a 14 kilómetros de África y casi podemos tocar la otra orilla. A este lado estamos los afortunados, al otro lado, están los que esperan formar parte de este mundo moderno. Desde el otro lado se ve diferente, esa cercanía, es tan cerca, tan lejos. Creo que todavía puede dar más sensación de impotencia al tener ese mundo a un paso. Para mí es curioso. Cuando estaba aquí no pertenecía ni a un lado ni a otro, como la canción de Paco de Lucía, Ente dos aguas. Yo siempre he dicho que tengo que ser de alguna parte del Estrecho. A este lado soy española y al otro marroquí. Hasta que decidí que no tenía ningún tipo de bandera, sólo la humana. Y eso es lo que he sentido, ser fruto de dos raíces, lo que para mí es un privilegio.

—Los acuerdos culturales de España con Marruecos son numerosos pero en materia cinematográfica son muy pocas las películas coproducidas. ¿Cuál piensa usted que puede ser el camino para acercar a las dos industrias?
—Este festival pone de manifiesto mucho talento. Hay pocos medios porque los directores africanos tienen que esquivar muchas adversidades para sacar adelante sus proyectos. Aun así, el talento suple todo lo material. El africano es un cine muy interesante y nos estamos perdiendo una visión desde el otro lado. Es muy importante que la gente de su propia tierra cuente la historia, la suya, que no vengamos nosotros desde aquí a contar lo que les pasa a ellos porque nos estamos perdiendo una mirada que es muy fresca, sencilla, directa y transparente. Deberíamos apostar más por el cine africano e intentar cooperar para salirnos del tópico sobre la película de inmigración y poder hablar con más honestidad sobre los temas que a ellos les preocupan. Poder romper ese molde sería interesante. La verdad es que las películas que estoy viendo en el festival me están dando una visión diferente del cine, inspirando y aportando como persona, y este tipo de trabajos hay que acercarlo a las masas. Aunque en España esta industria está complicada. Pero bueno, tengo un amigo africano que dice que lleva toda la vida en crisis y sigue creando.

—¿Cree que el festival crea un puente entre África y España?
—Sí, es un puente muy interesante. Tarifa es un enclave maravilloso. Además, un festival siempre ayuda a la industria porque hace conexiones. Aquí surgen historias y se puede percibir la creatividad de primera mano. La misma ciudad, el poder ver África que está aquí al lado, la energía que se crea, es genial. Hay directores de Tanzania, Senegal y es una oportunidad para contactar con ellos y con su sensibilidad. El mejor ejemplo lo tenemos con la película Retorno a Hansala, que se estará proyectando en el festival y al mismo tiempo se hará en Tánger, es decir, vamos a ver lo mismo en las dos orillas. Me parece mágico y alucinante. Porque me recuerda a la idea del cine original, acercar la pantalla a la gente. Vamos a ver cine sin tener que analizar nada. Vamos a sentarnos delante de una pantalla y dejarnos llevar por el viaje que nos propone el director. En resumen: Estás viendo cine y dejándote llevar por una amalgama de mil olores, sabores y acercándote a diversas culturas.

—Ha sido la primera mujer de lengua árabe en optar a un premio de la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematográficas, ¿Cree que puedes ser un espejo para el impulso de las actrices africanas?
—Me siento muy contenta por romper clichés. Hay muchas mujeres árabes que son geniales profesionales y no tienen la oportunidad que he tenido yo con la película Retorno a Hansala. Pero sí, de alguna manera, te conviertes en un espejo, sin pretenderlo, en el que te gusta que se miren otras mujeres. Así podemos romper esa idea de que las mujeres no pueden hacer lo que se propongan o tener las mismas oportunidades que las españolas. Para mí es algo que te da esperanza. Que sea una mujer árabe y que pueda desempeñar cualquier tipo de papel. Sin embargo, por el hecho de ser árabe tiene una connotación racista que ojalá que se quede en algo anecdótico.

—La historia que narra ‘Retorno a Hansala’ se sigue repitiendo en las costas andaluzas. ¿Cuál ha sido su experiencia al vivirlo en primera persona?
—Imagínate. Yo me he criado en Algeciras. Una vez estaba en la playa con unos amigos, con 17 años, y de repente vimos el cuerpo de un hombre flotando. La realidad en esta zona de Andalucía es esa. Y es una vergüenza. Me parece  penoso que a estas personas las llamemos ilegales y sin papeles, como se define en la prensa, y no les digamos personas. Sin embargo, si pasase que un barco con una bandera española o francesa estuviera en el mismo peligro dudo muchísimo que nadie se ahogara como se ahogan miles y miles de inmigrantes. Es un mirar hacia otro lado porque no nos gusta que venga la gente. No creo que sea un problema de Tarifa, Algeciras o España es un problema entre África y Europa. Tenemos sociológicamente una frontera donde la diferencia entre pobreza y riqueza es más grande aquí. Yo estoy muy implicada. No he venido en patera y mi realidad ha sido muy diferente. Mi pasaporte es español, rojo, pero no obstante, soy de origen marroquí, conozco lo que pasa y soy humana. De igual manera, aunque no fuera árabe me puedo identificar con el que viene porque lo hace buscando un sueño. Si sueñas no piensas que vas a tener un muro enfrente y pienso que los políticos tienen que tomar una determinación más solidaria con el otro.

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