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Yatseniuk cede a las presiones y dimite del cargo de primer ministro de Ucrania

El primer ministro de Ucrania, Arseni Yatseniuk, anunció este domingo su dimisión tras aferrarse durante dos meses al cargo pese a la incesante presión de todos sus socios de la coalición gubernamental y del presidente del país

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El primer ministro de Ucrania, Arseni Yatseniuk, anunció este domingo su dimisión tras aferrarse durante dos meses al cargo pese a la incesante presión de todos sus socios de la coalición gubernamental y del presidente del país, Petró Poroshenko. "He tomado la decisión de dimitir", anunció Yatseniuk en un mensaje a la nación emitido por la televisión ucraniana, para enseguida cargar contra todas las formaciones, excepto la suya, que apoyaron durante dos años su Gobierno y que le hicieron el vacío en los últimas semanas para obligarle a soltar las amarras.

La crisis política en Ucrania "es artificial, provocada por el deseo de quitar a un hombre, que ha cegado a los políticos y paralizado su voluntad de verdaderos cambios", denunció ajeno a todas las críticas que le acusaban precisamente a él de impedir una salida a la situación institucional con su negativa a dimitir.

"El proceso de cambio de gobierno se ha convertido en una inútil carrera en el sitio. Los responsables de la crisis se convirtieron en rehenes de las circunstancias y nos hicieron rehenes a todos nosotros: Gobierno, sociedad y Estado", prosiguió.

Tras resistirse durante dos meses a dimitir, con presiones incluidas a Poroshenko para que le destituyera, Yatseniuk defendió hoy que las fuerzas europeístas deben forjar una nueva coalición y formar sin dilación un nuevo Ejecutivo, al que aseguró que apoyará su Frente Nacional.

"Hay una cosa que no se puede permitir: la desestabilización del poder ejecutivo en tiempos de guerra. Y esa perspectiva será inevitable tras la dimisión no se elige inmediatamente un nuevo Gobierno", subrayó en alusión al conflicto con los separatistas prorrusos en el este del país.

La decisión, en cualquier caso, se antojaba inevitable tras una cascada de críticas y presiones por parte de todos los socios de la coalición parlamentaria que sostenía su Gobierno, incluidos el propio Poroshenko y la formación política que lleva su nombre.

El partido Bloque Petró Poroshenko fue el último en abandonar la coalición para forzar la dimisión de Yatseniuk, apoyado únicamente por sus correligionarios políticos.

Anteriormente, después de que Yatseniuk superara en febrero una moción de censura con casi la mitad de los diputados ausentes de la Rada Suprema (Parlamento de Ucrania), la coalición fue abandonada por los partidos Autoayuda y Batkivshina, de la exprimera ministra Yulia Timoshenko, madrina política del hasta hoy jefe del Ejecutivo.

Tras la ruptura definitiva de la mayoría parlamentaria, necesaria según la Constitución ucraniana para legitimar un Gobierno, el reloj electoral estaba a punto de ponerse en marcha con la amenaza de abocar al país a unas elecciones legislativas anticipadas, con el riesgo de que las fuerzas europeístas perdieran terreno.

"La resolución de la situación al fin es posible. Se restituye en el Parlamento una coalición de mayoría", dijo Yatseniuk en su mensaje, en el que pidió al Parlamento que apruebe su dimisión en la sesión que celebrará el 12 de abril.

Recordó que el Bloque Petró Poroshenko ha propuesto al cargo del primer ministro al actual presidente de la Rada, Vladímir Groysman, y dio a entender que su formación apoyará la candidatura.

La mayoría de diputados responsabilizan a Yatseniuk de haber sido incapaz de combatir la corrupción y de introducir las reformas estructurales que demanda la comunidad internacional.

La crisis de Gobierno ha impedido que el país introduzca las reformas y adopte las medidas anticorrupción que demandan insistentemente tanto Occidente como el Fondo Monetario Internacional (FMI) a la hora de conceder a Kiev nuevos créditos.

Yatseniuk, considerado un halcón opuesto a hacer concesiones a los separatistas prorrusos del este de Ucrania, asumió el cargo hace dos años después de que fuera derrocado el entonces presidente, Víktor Yanukóvich, y tras recibir el apoyo de 371 diputados, un resultado sin precedentes en el país.

No obstante, según las encuestas, apenas un 8 % de los ucranianos apoyaba su gestión.

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