La plaza de San Juan de Dios se pintó de color rosa. Con representación de asociaciones como Agamama, Asociación Española contra el Cáncer, un centro médico específico o el colectivo Únicas y Valientes. Todos con el mismo cometido reivindicar el Día Mundial contra el Cáncer de Mama.
Una reivindicación, que llegaba en la voz de la coordinadora de Agamama, Mari Paz Ríos, que ponía de manifiesto el “alto nivel de supervivencia” de las mujeres que se enfrentan a esta enfermedad, que afrontan “problemas sociales y laborales”. Para eso está la asociación, apuntó Ríos, quien también añadió la figura de las administraciones que “tienen una responsabilidad social”.
Entre estas administraciones está el Ayuntamiento, con quien “el año pasado por estas fechas teníamos promesas de continuidad de un convenio de colaboración. Pero seguimos sin saber”.
Un acuerdo plenario que tiene que continuar (el convenio ascendía a cerca de 25.000 euros) porque “debemos dar respuesta a estas mujeres a nivel profesional, con dos unidades de psicología y fisioterapia”. Así está la situación, pero allí se encontraba la concejala de la Mujer, Ana Camelo, para leer el manifiesto. “Estas mujeres demandan una atención emocional y de fisioterapia que la sanidad pública no cubre”, añadía Ríos.
Ante la falta de respuesta de las administraciones se ha creado la marca solidaria Alborear, “para conseguir fondos para desarrollar la labor profesional de Agamama, para poder seguir cuidando de estas personas que tanto lo necesitan”. En 2015, atendió a nivel psicológico a 62 mujeres y se ofrecieron 274 tratamientos de fisioterapia, para la complicación post-mastectomía, especialmente. La búsqueda de empleo ha sido otro de los cometidos de la asociación.
El mejor consejo: hacerse revisiones
Con 40 años, casada, trabajando en la calle, y dos niños. Un día, tras hacerse una revisión rutinaria, apareció algo que “no gustó”. Cuatro biopsias en el mismo momento, y una semana más tarde, “me dijeron que se trataba de un cáncer de mama”.
Lloró mucho, especialmente en los primeros días, pero luego optó por tomárselo con “naturalidad”. La misma que ha tenido en los buenos y malos momentos delante de sus hijos, de sus padres o de su marido. La gente se ha volcado con ella. “Son muy importantes para salir adelante, porque se supera “.
Empezaron las operaciones y una dinámica muy controlada donde “Agamama hizo un papel fundamental para frenar este ritmo”. Para esta joven, de vida deportista, lo peor ha sido la quimioterapia y ahora las secuelas “las llevo regular. Me acompaña el cansancio, me duelen las articulaciones. Hay cosas como planchar o tender que no puedo hacer, pero con esto se aprende mucho. Se puede superar”.
Ella es optimista, siempre lo ha sido, ni en los peores momentos ha dejado de sonreir, y lo cierto es que tiene una sonrisa bellísima y con su pelo corto está que se come el mundo. Como consejo, “hay que hacerse revisiones”.
