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Alberto Jaime Martínez toca el cielo en Ribera Alta

Una plaza lleva su nombre desde el pasado día 25 de junio en esta aldea alcalaína

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  • Alberto Jaime tras destapar la placa que otorga su nombre a una plaza de Ribera Alta
Alberto Jaime Martínez Pulido es un cura con personalidad y que se hace querer. De eso no hay ninguna duda. De lo contrario sería imposible explicar el calor humano con el que la aldea de Ribera Alta, pero también personas llegadas de muchos otros puntos (Frailes, Mures, Alcalá) le recibía en la tarde del pasado 25 de junio. Alberto Jaime, relativamente acostumbrado a estas demostraciones de afecto por parte de aquellos que le conocen, no lo está, probablemente, tanto a que le vayan dedicando plazas por ahí, por lo que el párroco mostró un sincero agradecimiento a todos aquellos que, con su presencia, quisieron respaldar el merecimiento de la placa colocada junto a la iglesia de esta aldea alcalaína.

A Alberto Jaime no sólo le acompañaron los vecinos, sino un plantel de autoridades que, cuando menos, llamaba la atención (la alcaldesa, Elena Víboras; el presidente de la Diputación, Felipe López, y los alcaldes de Frailes, Alhendín y Villanueva de la Reina) y entre los que sólo brilló la ausencia de Gaspar Zarrías, cuya presencia se había anunciado para el acto.


El periodista de El Mundo, José Manuel Vidal, ha dicho de él que es “Alegre, abierto, jovial y simpático, rezuma alegría y buen humor por los cuatro costados. Plenamente satisfecho con su vocación sacerdotal. "Me encanta el sacerdocio, soy feliz". Y esa felicidad es la que irradia a sus feligreses, a los que se lleva de calle. "Me quieren y me siento querido por ellos". Le quieren tanto que, en Frailes, su primera parroquia, el ayuntamiento socialista lo nombró el primer hijo adoptivo del pueblo”.

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