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Conocer el subsuelo de Cádiz a través de las catacumbas del Beaterio

de la mano del investigador Eugenio Belgrano se aborda el pasado de la ciudad desde el siglo XVII, pasando por la masonería y la Guerra Civil

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  • Visitas guiadas. -

Cádiz es una ciudad magnífica para pasar la Semana Santa o unas pequeñas vacaciones. Entre las maravillosas playas que la circundan y el rico patrimonio que puede visitarse sin necesidad de ningún medio de transporte, no hay quien pueda negarse a sus bondades.

Entre las visitas que deben figurar en la guía de viaje de cualquier visitante y del mismo gaditano están las catacumbas del Beaterio. En el número 3 de la calle Valverde, en pleno centro de la capital, hay una finca como muchas de las que existen en el Casco Histórico. Su peculiaridad es que en ese lugar en 1633, según explica el investigador histórico, Eugenio Belgrano, que es quien ha sacado a la luz este descubrimiento, hubo un Beaterio.

Las catacumbas del Beaterio era lugar destinado para los enterramientos de una antigua orden de beatas terciarias Franciscanas del siglo XVII. La importancia histórica de este lugar es que es “uno de los únicos beaterios que quedan construidos” y como peculiaridad éste fue usado como lugar de reuniones de los masones.

En este Beaterio vivían en comunidad un grupo de mujeres que no eran monjas ni estaban consagradas. En los bajos de la finca existía un cementerio. Después de la marcha de las beatas, en este edificio se montó una empresa que enseñaba a las mujeres en riesgo de exclusión el arte de la costura. Años más tarde, se derriba todo el edificio menos el lugar de enterramiento de la antigua Orden de Beatas. Allí permanecen hasta la desamortización de Mendizábal.

En 1850 se derriba el edificio y a los sótanos se le da un nuevo uso, llegando a convertirse en escombrera tras la explosión de 1947 por la detonación de un conjunto de minas que se almacenaban en el Instituto Hidrográfico, y que afectó a la parte alta del edificio.
Previamente, en el 36, cuando la Guerra Civil española, se convertía en refugio en los días de jaleo, para los conocidos como los Pacos de la Guerra (que eran francotiradores que posteriormente fueron fusilados).

Tras estos acontecimientos la puerta de acceso a las catacumbas quedó anclada y se impedía que nadie entrara, asegura el investigador.

En el subsuelo de esta finca hay tres hileras de nichos, a la vez que también se percibe un dibujo lineal de la distribución de la iglesia que tenía por nombre De Jesús, María, José y el arcángel San Miguel. Dicha iglesia fue derribada cuando la Desamortización. Belgrano asegura que debajo de esta zona del subsuelo sigue habiendo túneles.

Asimismo, siguiendo el recorrido en el que ha trabajado el equipo de Belgrano aparece una sala roja “que ya existía a finales del siglo XIV, y que funcionaba como aljibe y depósito de agua”. En las bóvedas de esta sala se aprecian dibujos con marcado carácter urbanístico donde se aprecia el tejado a tres aguas para la iglesia que había en la planta superior.
También hay otra antigua cisterna anterior al Beaterio. Una sala que siempre estuvo llena de agua y donde con mortero rojo se aprecian los distintos niveles que alcanzaba el agua almacenada.

Además de Beaterio y catacumbas, este subsuelo de la calle Valverde servía de lugar de reunión para los caballeros de la orden de la Rosacruz, que aparece dibujada, con una simbología oculta, en las paredes de esta sala. Este colectivo proviene de los templarios. Bajo las premisas de la construcción del cuerpo, las almas y la sabiduría se perseguía ser mejor persona y para formar parte de la logia había que ser libre, conocer y crecer en un ámbito universal, explica el experto.

Dentro de su investigación sobre el subsuelo y en particular sobre esta finca del Casco Histórico, Belgrano destacó que se pretende instalar el suelo de esta sala de cristal para que pueda disfrutarse de los vestigios fenicios que aparecerán en el momento en el que sigan indagando.
El espeleólogo gaditano afirma que existen reconocidos túneles subterráneos que alcanzan el kilómetro y medio y van desde las Puertas de Tierra, a la iglesia de Santiago, San Francisco, Candelaria y Beaterio.

El lugar ha sido visitado por ediles del Gobierno local y de otros partidos,  aunque Belgrano demanda más colaboración institucional de la Junta y el Ayuntamiento para poder sacar a  la luz todo el patrimonio que existe en el subsuelo gaditano. Según el investigador, “hay más de 20 kilómetros que cruzan la capital gaditana y es una de las ciudades con la mayor red de túneles a nivel nacional”.

Cuenta con túneles únicos que se llaman contraminas, que en Cádiz son conocidos como las Cuevas de María Moco, y se encuentran en los bajos de las Puertas de Tierra.

Se pueden visitar de lunes a sábado de 11 a 13 y de 17 a 19 horas. También hay promoción especial con motivo de la Semana Santa. Quienes quieran obtener mayor información podrán hacerlo a través de  la web www.catacumbasdelbeaterio.com.

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