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Cincuenta años del Disco Rojo

Ha pasado muy desapercibido los cincuenta años de la dedicatoria al Caballo. Como ha pasado también desapercibido el cincuentenario de la caseta del Disco Rojo

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  • Una estampa ferial de este sábado -

No sabemos lo que tenemos. O si lo sabemos no nos damos cuenta de ello hasta que alguien te lo susurra al oído. Ha pasado muy desapercibido en esta Feria los cincuenta años de la dedicatoria al Caballo. Como tal vez ha pasado también muy desapercibido el cincuentenario de la caseta del Disco Rojo, una tradición secular sin cuya presencia no se entendería esta feria. Cincuenta años de historia de aquellos recién casados que quisieron montar una caseta para reunirse en el real. Una caseta que nació al mismo tiempo que la denominación del Caballo y, por eso, hoy quiero rendirle un homenaje a gente como Antonio Durán,  Juan Mateos, José María Pérez Durán, Genaro Capote, Rafael Morales, Pepe Vargas, José Pinto o Salvador Espinosa que se reunían para comer o para ir a la playa y que decidieron montar una caseta que, de alguna manera, ha sido siempre el disco por antonomasia que ha guiado las noches feriadas. Un disco que debe seguir, en el tiempo, guiando por el sendero de la esplendidez a esta Feria del Caballo que vive de sus recuerdos, de las gentes que la han hecho posible, de sus vivencias, de sus secretos, que también los hay, como el propio nombre del Disco Rojo, pero que fundamentalmente debe vivir pendiente de su futuro.

Un futuro que tiene que ser más espléndido si cabe. Un futuro donde el caballo debe tener aún más protagonismo, donde deben volver las pruebas hípicas que han sido santo y seña de la feria, como el concurso de saltos de obstáculos, o incluso partidos de polo, ahora que un club se ha instalado en La Barca de La Florida e, incluso, aunque se sigue abriendo, habría que incorporar decididamente a la Feria el complejo del Depósito de Sementales, una vez que se aclare quién tiene la posesión del mismo. Una feria que tiene que ir creciendo y que se debe vender aún mucho mejor, porque aquí vienen gente de todos los ángulos de nuestro mapa hispano sin que, a lo peor lo sepamos. El viernes, en el Club Nazaret, el grupo que tocaba dijo aquello de que “habrá gente seguro de Arcos, de Cádiz, de Chipiona...”y la respuesta fue “y de Madrid, y de Tenerife, y de Valladolid...”, gente de todas partes que vienen atraídas por una feria sin fronteras, pero que debe aperturarse aún más si cabe y a la que los sucesos aislados que se han vivido no han empañado para nada una semana realmente extraordinaria.

 


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