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Jaén

“Mi vida es una continua búsqueda de respuestas”

Luis Miguel Sánchez Tostado es criminólogo, historiador y escritor, pero también un hombre comprometido, riguroso, solidario y que escribe sin miedos

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  • Luis Miguel Sánchez Tostado. -

Le fascina aprender y descubrir lo que nadie sabe. Ha convertido los archivos en su escritorio. Lleva casi treinta años investigando de forma incansable y en Jaén ha conseguido abrir líneas de investigación nunca antes escrutadas. Tira de los hilos y teje historias reales y de ficción, siendo hoy  uno de los escritores más prolífico de la provincia, con una treintena de libros (28 sobre Jaén) y 15 premios literarios.

Luis Miguel Sánchez Tostado (Jaén, 1962) es criminólogo, historiador y escritor, pero también un hombre comprometido, riguroso, solidario y que escribe sin miedos. “Escribir es algo fantástico, una terapia, a pesar de que no se pueda vivir de la escritura”, reconoce.  Acaba de publicar la novela ‘Cronovisor. El proyecto secreto del Vaticano para viajar en el Tiempo’, con la que el autor demuestra su afán investigador y su necesidad de responder a las preguntas que le surgen. “Mi vida es una continua búsqueda de respuestas. Publicar no es mi prioridad. Me lanzo a buscar información sobre preguntas y divulgo con mis libros”, dice.

Con 26 años escribió su primer libro, ‘Tráfico y consumo de drogas en el Campo de Gibraltar’, un estudio criminológico con una relevante repercusión nacional. Su segundo libro lo escribió en Jaén, ‘Historia de las prisiones en la provincia de Jaén’, una obra que determinó que escribiera todas las demás. “Llegué a Jaén y me di cuenta de las carencias bibliográficas de la provincia. Me tracé el reto de investigar en solitario”, recuerda. Y en ello sigue. Fue el primer investigador que consiguió realizar el censo completo de víctimas de los dos bandos de la guerra civil y la dictadura, el primero en documentar la lucha guerrillera antifranquista (maquis) y el pionero en el estudio de la masonería. También ha publicado famosos crímenes en la provincia, algunos sin resolver. “Es una pasada ser pionero y ver las caras de quienes descubren con tus investigaciones”, dice .

Tras 18 años escribiendo sobre Jaén y con el temor de encasillarse como el escritor de la Guerra Civil, ejercitó su músculo narrativo y se lanzó con dos novelas: Mi señorito el maqui y san Cucufato  y Más allá de la mirada, de las que se siente “muy orgulloso”.  De ensayo a narrativa, su evolución como escritor siempre ha estado apoyada en la investigación. Con una media de dos libros publicados al año, a finales de éste verá la luz ‘Juvencia’,  en la que aborda cómo sería el mundo si las personas conocieran la fecha de su muerte. “Es el mejor libro de mi carrera”, pronostica.

Jaén es para él  “una auténtica fuente de preocupación”. Afirma: “Cuando veo lo que han hecho con esta ciudad me entran ganas de llorar. Jaén no se merece los políticos que hemos tenido, que la han saqueado”. Se siente “impotente” al ver el “estado de abandono” de la Cultura, en una ciudad en la que hay “mucho talento”; y la dejadez con el casco antiguo, donde nació un hombre comprometido con el patrimonio.

Ha alcanzado los 10.000 euros en donaciones con la venta de sus libros. “Es una obligación moral de los que estamos comprometidos socialmente”, dice un hombre generoso que ha donado su bibliografía a la Biblioteca Provincial , a la Biblioteca de la Universidad y a la Biblioteca Municipal de Martos. “Hay mucho pasotismo”, lamenta.

Se ha ganado la admiración de los jienenses, de colectivos culturales. De hecho, lo han propuesto como Cronista de la Provincia. “Sería un honor, pero creo que hay personas más adecuadas”, afirma un hombre que reconoce que “quizás no sirva” para ejercer un papel que aún mantiene costumbres “medievales”.

Ha batido récords de asistencia a sus conferencias. “El rigor histórico nunca lo he sacrificado y eso ofrece credibilidad”, apunta un hombre que políticamente no se casa con nadie. Quizás por eso haya obtenido una “nula respuesta” de las administraciones. “No milito en partidos y no le debo favores a nadie”, defiende quien está acostumbrado a hablar en plata.

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