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Del trastorno a matar un bebé...

La familia del parricida había alertado días antes a la Policía Local de su conducta agresiva. Pese a su carácter conflictivo, Isidro tenía la custodia del hijo

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  • Imagen tomada el día del macabro crimen. -

Esta semana han trascendido nuevos datos del testimonio ofrecido al juez por el presunto parricida Isidro Sánchez, que supuestamente asesinó a su bebé de tan solo ocho meses el pasado 1 de junio en su vivienda del número 5 de la calle Adolfo Suárez del Barrio Bajo, como también ha trascendido la declaración formulada por los dos policías locales que asistieron inicialmente el caso. 

Estos habrían contado al juez que el presunto parricida había protagonizado momentos de tensión por un enfado con su familia días antes de los desgraciados hechos. Precisamente, después de que los policías fueran avisados por la propia familia tras el cuadro de ansiedad que parecía manifestar Isidro, los agentes lo encontraron finalmente en la barriada de la Paz, que está en el otro extremo de la ciudad al lugar de los hechos, comprobando que se encontraba visiblemente trastornado, ya que habría asegurado a los agentes que veía “al demonio”...  Ante el cuadro presentado por Isidro Sánchez, los policías lo condujeron para  ser asistido hasta el centro de salud del Barrio Bajo. 

La mañana en la que tuvo lugar el asesinato, el presunto parricida declaró al juez que había matado a su hijo por accidente; testimonio que se contradice con el ofrecido previamente a la Guardia Civil y ante la magistrada que lo atendió inicialmente, para acabar declarando, como ya trascendió en su día, que habían sido “los otros” los que le ordenaron llevar a cabo el macabro acto.


Según revela el sumario, el bebé asesinado estaba al cuidado de su padre a pesar de su conducta en ocasiones agresiva y aparentemente conflictiva.  Al parecer, los padres de Isidro procuraban custodiar al menor ante la situación de su hijo, pero Servicios Sociales del Ayuntamiento le habría transmitido que la última palabra sobre la custodia era de la Justicia.

Lo que sí queda parece estar claramente demostrado es que Isidro Sánchez acabó con la vida de su hijo al impedirle que respirara. Le tapó la boca para que sus llantos no alertaran ni a los vecinos ni a los agentes que se encontraban tras la puerta de la vivienda. Todo ello en presencia de su esposa, Sara, a la que previamente había propinado una fuerte paliza.   

Cabe recordar que recientemente Isidro Sánchez fue trasladado desde Puerto II a la prisión sevillana de Morón por su difícil relación con el resto de presos. Incluso había sufrido una agresión de compañeros estando en la cárcel, por lo que fue atendido en el hospital clínico de Puerto Real.  Sin embargo, Isidro tenía asignados presos “de confianza” para velar supuestamente por su seguridad en el interior de la cárcel, pero la agresión se cometió en el patio.

Posteriormente al asesinato del bebé, se produjo la lógica reacción social, con un centenar de vecinos y autoridades protestando en la plaza Modesto Gómez, especialmente asociaciones de mujeres tras revelarse que detrás del macabro crimen se encontraba un presunto caso de violencia de género.

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