Antonio S. Illescas es un joven escritor gaditano que aún no llega a los 40, licenciado en Lingüística por la Universidad de Cádiz. Amante tanto de la lectura porque “es el pienso del que nos alimentamos los escritores” como de una buena conversación.
Leyendo e investigando fue cuando descubrí que faltaba en la literatura una novela ambientada en el Cádiz fenicio‘Non Plus Ultra. Asalto a las columnas de Hércules’ es la primera entrega de una trilogía para la que ya tiene “el armazón. Está todo diseñado. Sólo hay que darle forma”. Sacar su primer título a la calle le produjo una “satisfacción moderada” porque es consciente de lo complicado que es el mundo de la comercialización de un libro. Pero no tiene miedo, sabe a lo que se enfrenta al sacar una novela histórica a la luz puesto que conlleva mucho trabajo.
¿Cómo le surge la idea de abordar el Cádiz fenicio?
–Me encanta conocer la historia en general, pero en particular la de España y especialmente la de Cádiz. Nuestra zona es un microcosmos de la historia desde la Antigüedad hasta la actualidad. Cádiz ha sido protagonista en casi todas las etapas históricas. Leyendo e investigando fue cuando descubrí que faltaba en la literatura una novela ambientada en el Cádiz fenicio. Se ha recreado una época mítica con los Tartessos en la literatura, peroa a partir del más documentado siglo IV antes de Cristo no existía novelísticamente nada hasta época romana. Quería recrear ese Cádiz en un ámbito documentado. Fue al intentar leer sobre Gadir cuando me encontré que apenas había nada.
¿Qué buscaba con su obra?
–Quería algo original, que no se hubiera escrito. Me puse a indagar y me di cuenta de que existía documentación de sobra para escribir y novelar. Ello me llevó también a recrear el pasado a través del personaje de Matán -el fenicio encontrado en los hallazgos del antiguo Teatro Cómico-. Con ese relato, cualquier persona puede comprender qué supusieron los fenicios en nuestra historia.
¿A qué público va dirigida su novela?
–No escribo con un público en la mente. Sí es para un público con cierto bagaje lector. Es una novela de aventuras que puede entusiasmar al público joven, pero no tiene roles asignados. Sirve tanto para un hombre, como para una mujer, de cualquier edad. Tiene todos los ingredientes de las novelas: enfrentamientos, guerras, sexo, problemas...
¿Qué se puede reconocer del Cádiz de hoy en día?
–Pues urbanísticamente nada. Paisajísticamente me he inspirado paseando por todo el perímetro de Cádiz: el Campo del Sur, Santa Bárbara, las Murallas, Cortadura, La Caleta, el Castillo de San Sebastián y el arrecife frente a Santa Catalina -antiguo Templo de Astarté , la Afrodita fenicia-. La luz, el olor del mar. Todo eso se reconoce por los sentidos. No por el reconocimiento de los edificios, sino por el viento en la cara, por ese paisaje más subliminal de Cádiz que no ha cambiado con el paso de los años. Por ejemplo, el islote de Sancti Petri hay que incluirlo porque pasear por sus marismas puede evocar el paisaje natural. Imaginar un templo se puede a través de la documentación. No es una mitología inventada. El 85 por ciento de la historia de Cádiz está en los libros. Lo que vemos a día de hoy procede del siglo XVIII, del XIX, algo de la Edad Media. Nos quedamos cortos si pretendemos conocer nuestra historia por lo que podemos ver. Poder ser testigo del Cádiz fenicio como un ciudadano de a pie, pasear por sus calles, sumergirse en un ambiente donde hay personajes de todos los estratos sociales, adentrarse en el misterio de los templos fenicios, descubrir el papel del Cádiz fenicio en la antigüedad más documentada a partir del siglo IV a.C. y el protagonismo que ya tenía. Ese es el fin de la obra.
¿Cómo se reflejan los fenicios en los gaditanos?
–Usar tópicos sería quitarle interés de lo que no conocemos de nuestros ancestros. Es mejor conocer lo que fuimos. Cómo a Cádiz llegó por primera vez el mundo occidental con el comercio, la moneda, la escritura, las técnicas de navegación más avanzadas. La relación con el mar y la importancia de ser un enclave estratégico. Los fenicios fueron los primeros en darse cuenta de eso.
Antonio S. Illescas pretende con ‘Non Plus Ultra’ que se conozcan las costumbres y tradiciones fenicias, que se recorra el recinto del Santuario de Melqart, ser espectadores privilegiados de combates navales en el Canal de Hércules -actual Estrecho de Gibraltar- por la defensa de los tesoros de Cádiz. Abordar la efervescencia comercial de Gadir, pasando por los que pudieron ser moradores de los sarcófagos antropoides que se encuentran en el Museo de Cádiz. Ahondar en una etapa histórica más que desconocida en Cádiz que debe ser puesta en valor y reconocida por todos.
