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Marbella

Descomunal victoria del CB Marbella ante UPB Gandía (76-86)

Parecía imposible ganar al anfitrión con tanto en juego y toda la ciudad volcada en el pabellón, los azulones se han apuntado una victoria histórica

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  • cb marbella

El 19 de mayo de 2018 estará grabado en la historia del baloncesto marbellí por mucho tiempo. En esta fecha, el conjunto entrenado por Francis Tomé superaba al UPB Gandía, anfitrión en la Fase de Ascenso a LEB Plata por 76-86, tras levantarse de un doloroso final de partido en la primera jornada ante el ya ascendido CB Villarrobledo y demostrando que el orgullo y corazón azulón está muy por encima de todo. Lucas Hausman, con 32 puntos, fue el artífice de una victoria que eliminaba de forma matemática a los locales, a los que solo les valía ganar o ganar para llegar vivos al último partido del domingo.

 

El inicio del partido estuvo a la altura de las expectativas, con el UPB Gandía encontrándose en una final y con el CB Marbella jugando sin ningún tipo de mochila de presión y desarrollando su juego rápido y alegre que acostumbra. Con más de 100 almas azulonas en las gradas, eran los marbelleros los que iban tomando la delantera en el partido, anotando desde el tiro exterior con Hausman enchufado y un Juanpe Jiménez muy activo. Eran Pope y Vidal los que conseguían anotar para los locales, aprovechando el gran despliegue en el rebote ofensivo y consiguiendo segundas opciones. Así, el primer periodo acabana con 26-21 para UPB Gandía.

 

Lucas Hausman, que completó un buen primer cuarto, seguía a lo suyo a la salida del segundo. Comandados por el americano, un parcial de 0-7 ponía por delante al CB Marbella (26-27) y comenzaba a animarse la cosa. Con Ale Romero en pista tras la segunda falta de Pape Sow, los rebotes empezaban a controlarse y las transiciones en ataque permitían correr a un equipo que ponía una marcha más directos a por la victoria. No obstante, el partido no conseguía romperse de ninguna de las maneras y un triple de Pape y otro de Hausman eran contrarestados por otros dos de Gandía. Con 42-40 se llegaba al final del segundo cuarto de un partido que estaba destinado al infarto.

 

El segundo tiempo iba a tener nombre propio desde el inicio: Lucas Hausman. Empezaba anotando dos tiros libres tras una falta que sacaba como el más listo de la clase, buscando el cuerpo a cuerpo y el fallo defensivo. A esos tiros libres le acompañaba un triple de Juanpe Jiménez y el marcador se iba pintando de azul (42-47). Gandía se ponía nervioso, no encontraba a Miller en la pintura y le costana crear juego ofensivo. 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un robo de Juanpe permitía correr a Ferni Ferruz, que la clavaba desde el exterior y ascendía la diferencia a +7, obligando a pedir tiempo muerto al técnico local. Más de uno pensaría que por qué se pidió ese tiempo muerto y el partido no había seguido por otros derroteros, porque tras la salida a la pista, en la primera jugada, llegaba la lesión de Ferni Ferruz, que le obligó a retirarse cojeando y sin poder volver a saltar a jugar junto a sus compañeros. Era el turno del capitán Mayor, que aunque le costaba ver aro, dirigió al equipo magistralmente para que en los últimos segundos de tercer cuarto una canasta final daba aún más ventaja al CB Marbella por 53-59.

 

El partido tenía más pinta marbellera que otra cosa. Porque así estaba marcado el destino y porque el equipo se lo merecía. No era sencillo jugar y levantarse tras el varapalo del día anterior y este equipo está hecho de otra cosa. Con toda la afición en contra, y 10 minutos por delante, emergió la figura de Evan Maxwell para rebotear, Ale Romero para intimidar, Juanpe Romero para martillear desde el exterior y Hausman seguía penetrando sin control. De ahí que Gandía, en un momento de desesperación, abusara del tiro en malas posiciones y lo aprovechara Pape Sow para salir a la contra con los suyos. Del 61-70 en el minuto 35 de partido al 67-73 en el 37. El denominador común era el mismo, el CB Marbella, en un soberbio partido, aguantaba su renta calmando el juego y dominando el encuentro. Así, los segundos finales fueron una auténtica fiesta para los azulones tanto en banquillo como en la grada. Parecía imposible ganar al anfitrión con tanto en juego y toda la ciudad volcada en el Pabellón, pero se ganó 76-86 y el equipo se apunta un triunfo histórico ante un rival de mérito.

 

 

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