Juan Marín (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 1962), candidato de Ciudadanos a la presidencia de la Junta de Andalucía, tiene claro que la política es "una carrera de fondo", por lo que no duda en aplicar a su labor actual su forma de actuar en otra de sus facetas menos conocida, la de técnico deportivo de voleibol.
"Los que estamos en el deporte estamos acostumbrados a competir, no salimos nunca a la pista a empatar el partido y no regateamos el más mínimo esfuerzo preparando ese momento", dijo Marín a los afiliados de su partido en Sevilla pocos días después de la convocatoria electoral, toda una declaración de intenciones para esta campaña.
Quienes le rodean dicen que una de sus mejores virtudes es la de ejercer como "entrenador" del equipo técnico y político que le acompaña, para lo que utiliza vídeos "motivadores", que emplea lo mismo con sus colaboradores más cercanos que con los afiliados y cargos orgánicos e institucionales de Ciudadanos Andalucía.
Casado y con dos hijos, la muerte de su padre le llevó en 1981 a abandonar los estudios de Relaciones Laborales y hacerse cargo del negocio familiar, una joyería y relojería que compatibilizó con su vertiente como técnico deportivo de voleibol.
En ese tiempo presidió la Federación gaditana de este deporte y la Federación de Clubes Deportivos de Sanlúcar, además de ser miembro de la Federación Andaluza de Voleibol y del Comité de Árbitros.
De 2002 a 2007 inició varios proyectos comerciales y empresariales mientras seguía adelante con su negocio familiar, presidía la Asociación de Comerciantes de Sanlúcar y estaba en la junta directiva de la Asociación de Empresarios, lo que le llevó a participar también como ponente en varios congresos, seminarios y jornadas relacionadas con este ámbito.
Marín fue uno de los fundadores en 2006 del partido Ciudadanos Independientes de Sanlúcar y un año después fue nombrado segundo teniente de alcalde en Sanlúcar de Barrameda, por lo que dejó su actividad profesional para dedicarse plenamente a la política.
En 2011 su partido llegó a un acuerdo de colaboración con Ciudadanos y en 2014 se formalizó un acuerdo de integración en el partido de Albert Rivera, respetando la estructura del partido de Sanlúcar y la antigüedad de sus afiliados.
Dos años más tarde se convierte en primer teniente de alcalde a cargo, entre otras áreas, de Desarrollo Económico y Promoción de la Ciudad, Fomento de Empresas, Formación y Empleo y Comercio y Deportes, hasta que el 6 de febrero de 2015 fue elegido candidato a la presidencia de la Junta y el 25 de marzo pasó a encabezar los 9 diputados que consiguió la formación naranja.
"En el Parlamento ha hecho un equipo muy cohesionado. Aunque pequeño, es capaz de darle a cada uno el lugar que le corresponde y la gente está muy implicada", relatan desde su equipo, donde agradecen que el ambiente de trabajo sea "muy agradable".
Los que están más cerca de él destacan su "tranquilidad" incluso en los momentos de mayor tensión política y presión mediática, y aseguran que "nunca" le han visto enfadado: "Cuando no le gusta algo simplemente se le nota en que está más callado".
Y es que Marín ha vivido momentos complicados, con críticas por ejemplo por la convocatoria de unas primarias "exprés" en las que fue elegido en apenas diez días y con un 67 % de los votos, a pesar de que el resto de los 14 aspirantes no era apenas conocido para sus militantes.
Durante la legislatura ha hecho frente a la marcha del grupo parlamentario de la diputada Carmen Prieto, que pasó a ser "no adscrita" en la Cámara y dejó a Ciudadanos con un escaño menos, además de criticar de manera habitual la forma de proceder de Marín.
Sus contrincantes le han reprochado además debilidad en su relación con la presidenta de la Junta, Susana Díaz, -el PP le tilda de "socio más cómodo" de los socialistas-, a quien tampoco le ha importado lanzarle algunos "dardos" una vez roto el acuerdo: "La partitura la escribe Rivera, usted la toca y desafina".
Los suyos dicen sin embargo que su posible "malestar" en esos momentos "no llegó al equipo nunca", así como que se adapta fácilmente a las circunstancias -no le importa hacer noche en cualquier pueblo andaluz en el que esté de visita si la conversación con los simpatizantes se alarga algo más de lo previsto- y que, ante los "vaivenes" de la política, tira de nuevo de su "librillo" de entrenador.
"Siempre transmite seguridad y es capaz de motivar al equipo aunque por dentro esté pensando otra cosa", aseguran sus colaboradores de un hombre al que sus críticos acusan sin embargo de tener poca personalidad para un mundo como el político.