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¡Es la economía, ...!

Se acerca el 8M y, como en tantas otras cuestiones, se trivializa una reivindicación presentándonos los aspectos más superficiales e identitarios...

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Se acerca el 8M y, como en tantas otras cuestiones, se trivializa una reivindicación presentándonos los aspectos más superficiales e identitarios o creando debates falsos y artificiales, de forma que los aspectos materiales, los que nos afectan directamente, pasen desapercibidos. Por tanto, no voy a entrar en debates con la RAE ni con el iluminado (posiblemente con un Máster en Obstetricia)  que dice lo que deben saber las mujeres, sino en una cuestión fundamental y oculta el Día de la Mujer: la material o, como diría Clinton, "¡la economía, estúpido!"

Independientemente de qué se piense sobre las reivindicaciones feministas, a todos nos afecta la situación del mundo de los cuidados, porque somos hijos, padres, nietos y/o sobrinos. Son aquellas tareas fundamentales para la reproducción de la especie, es decir, para sacar adelante nuestras familias: desde hacer la comida a poner lavadoras, pasando por el cuidado de niños y ancianos.

Y estaremos de acuerdo en que estas tareas, asociadas a la mujer, no tienen las mismas condiciones que hace unos años. En primer lugar porque la incorporación de la mujer al mercado laboral implica que estas tareas requieren mayor esfuerzo, y tiempo, de la mujer, de la familia o de una empleada doméstica, normalmente precaria. Algunos podrían pensar que este problema se solucionaría si las mujeres volviesen al hogar. Pues no, porque hay una segunda cuestión crucial.


Según Eurostat, los salarios en España son los mismos que hace 20 años. Sí, los mismos. Y, mientras, el IPC ha aumentado el 54%. Es decir, cobramos lo mismo pero todo vale un 50% más. Les suena, ¿verdad? Entonces, ya me dirán como vamos a mantener a nuestras familias con un solo sueldo. Por tanto, si uno, sea el hombre o la mujer, o los dos deben hacer ese trabajo por el que no nos pagan y además debemos tener dos trabajos remunerados precarios, ¿cuándo lo hacemos? ¿En qué condiciones? ¿Quién se beneficia de esta situación en un país en el que los beneficios de las grandes empresas están en máximos históricos al igual que la productividad de los trabajadores?

Mi impresión es que sólo ganan los que siguen aumentando sus beneficios, y defraudan a Hacienda, a costa de nuestro trabajo, de nuestro tiempo y de los impuestos que pagamos con nuestros salarios de miseria, y, también, del trabajo no remunerado que realizamos en casa, seamos hombre o mujer. Se trata de un problema familiar y material de primer orden y o lo solucionamos o seguiremos celebrando el 8M.

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