Los jueces tratarán de aclarar quién y por qué se creó una lista falsa de personalidades, en la que figuraba el propio Sarkozy, con cuentas sospechosas en la entidad financiera luxemburguesa Clearstrem, nombre con el que se ha bautizado el caso.
La instrucción ha desvelado indicios que apuntan a que el ex primer ministro estaba al tanto de la existencia de dicha lista y, según la acusación, no hizo nada al respecto consciente del daño político que podía acarrear a su entonces rival para las presidenciales de 2007 y ahora presidente.
De ahí que De Villepin figure entre los cinco acusados en esta causa por “complicidad en denuncia calumniosa, complicidad en el uso de documentos falsos, ocultación de robo y ocultación de abuso de confianza”.
Sin embargo, el ex primer ministro siempre mantuvo que es inocente y que todo esto responde a una maniobra de Sarkozy para desacreditarle.
Ayer mismo, nada más llegar al Tribunal, reiteró que se encuentra en esta situación “por la voluntad de un hombre, por el ensañamiento de un hombre, Nicolas Sarkozy, que es también presidente de la República francesa” y se mostró convencido de que saldrá libre y con su nombre limpio.
El ex primer ministro hacía esta declaración a la prensa antes de sentarse en el banquillo junto a los otros cuatro acusados: el informático y financiero Imad Lahoud, el ex vicepresidente de EADS Jean-Louis Gergorin, el periodista Denis Robert, y el consultor Florian Bourges.
Lahoud es el supuesto autor de las listas falsas de titulares de cuentas supuestamente procedentes de Clearstream que recibieron comisiones ilegales de la venta de fragatas de la empresa francesa Thompson a Taiwán en 1991.
Él fue quien contactó con el vicepresidente de EADS para darle cuenta de la existencia de esos listados de titulares de cuentas en los que, además de Sarkozy, figuraban otras personalidades políticas, empresarios, propietarios de medios de comunicación e incluso la actriz, Laeticia Casta.