Hong Kong se recuperaba hoy de la conmoción que supuso el asalto sin precedentes al Parlamento de ayer lunes, mientras Pekín pedía mano dura con los responsables, al igual que el Gobierno local, aunque éste se mostró dispuesto a "escuchar a todos los sectores", incluidos los jóvenes.
En una inusitada conferencia de prensa a las cuatro de la madrugada locales, la jefa del Ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, comparecía ante los medios para condenar el "extremo uso de la violencia y del vandalismo" por parte de los manifestantes.
Flanqueada por sus responsables de seguridad del cuartel general de la Policía de la ciudad, Lam aseguró que su Gobierno "perseguirá hasta el final las conductas fuera de la ley".
Sin embargo, también dejó caer que ha "reflexionado" sobre lo sucedido y afirmó que está dispuesta a "escuchar a todos los sectores de la ciudad, incluida la juventud".
Pese a los millones de personas que se han manifestado en las últimas semanas, la jefa de Gobierno no ha accedido a retirar el polémico proyecto de ley de extradición y solo lo ha dejado en suspenso, lo que ha generado la ira de los manifestantes, que finalmente ha desembocado en sucesos como los de ayer.
"Lam está en una posición muy delicada, Pekín ejerce mucha presión para que tenga una política de cero tolerancia y al mismo tiempo ella debe atender las demandas de los hongkoneses", comentó hoy a Efe el profesor Jean-Pierre Cabestan, jefe del departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Baptista de Hong Kong.
A su juicio, la pasividad ayer de la policía -que permitió que los manifestantes destrozasen durante horas las puertas del Parlamento- "fue intencionada, para dividir al movimiento prodemocrático y asustar a la gente con la inestabilidad".
La propia Lam se encargó de recalcar que ayer se vivieron dos escenarios "completamente distintos": la manifestación pacífica -que congregó a unas 550.000 personas, según los organizadores- y el asalto al Parlamento.
Unas acciones éstas ultimas que la Oficina de Asuntos de Hong Kong y Macao del Gobierno chino calificó hoy de "muy violentas", al tiempo que mostró su apoyo a las autoridades hongkonesas para que "se encarguen del incidente con arreglo a la ley" e "investiguen la responsabilidad penal de los delincuentes violentos".
Entretanto y bajo un cielo encapotado, los empleados de limpieza municipales se afanaban hoy por aclarar el paisaje del campo de batalla en que se convirtió ayer el entorno del Parlamento.
Montones de paraguas, cascos, carteles, barricadas, piedras, o los grandes tubos de hierro empleados como ariete por los manifestantes para derribar las puertas de cristal blindado de la institución, aparecían diseminados por el distrito de Admiralty, según constato Efe.
El presidente del Consejo Legislativo, Andrew Leung, anunció que la Cámara permanecerá cerrada al menos las próximas dos semanas por los "graves daños" causados a sus instalaciones, lo que de hecho supondrá que los parlamentarios no se reunirán hasta después del verano, ya que a mediados de julio concluye el periodo de sesiones.
Leung, que calificó lo que vio hoy en su visita al Parlamento de "una gran escena del crimen", aseguró que la instalación eléctrica y el sistema contraincendios habían sido dañados y que su reparación llevará tiempo.
Las voces que hoy permanecieron inusualmente calladas fueron las de los principales portavoces de los manifestantes, en lo que todo el mundo interpreta en la ciudad como una pausa antes del anuncio de nuevas acciones.
Únicamente el Frente Civil de Derechos Humanos, que suele organizar las manifestaciones, publicó una carta dirigida a los hongkoneses en la que afirmó que "comprende absolutamente las opciones de los manifestantes".
"La pasada noche, un montón de estudiantes, que no se preocupan por ellos mismos, dieron un paso que fue más valiente que el de todos nosotros", destacó la misiva en referencia a los que tomaron el Parlamento.
Y pidió además a los ciudadanos no criticar las "diferentes posiciones" y permanecer "abrazados en el mismo barco" de la "lucha por la democracia", en una clara apelación a la unidad de los manifestantes.
Lo complicado para un movimiento que carece de líderes claros será determinar ahora cuál será el próximo paso a adoptar, a las puertas de las vacaciones veraniegas.
Y no se trata solo de la protesta contra la progresiva injerencia de Pekín y el recorte de las libertades en la antigua colonia británica, subraya Cabestan.
"Lam, si quiere ganarse el favor popular, necesita dar satisfacción también a las demandas económicas de los jóvenes, muchos de los cuales lo están pasando francamente mal en una economía muy desigual como la hongkonesa", afirma.
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Hong Kong se recupera tras el asalto, en una tensa espera
La jefa de Gobierno no ha accedido a retirar el polémico proyecto de ley de extradición y solo lo ha dejado en suspenso
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