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Más de 300 manos verdes piden recursos para la salud mental

El Ayuntamiento busca 2.000 metros cuadrados para el centro terapéutico

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  • Más de 300 personas conmemoraron el Día Mundial de la Salud Mental en la Plaza Alta. -
  • FAEM contó con el apoyo de colectivos políticos y sociales en la concentración de ayer
  • Mariño demandó medidas para la inserción laboral y social de estos enfermos
Coincidiendo con la celebración ayer del Día Mundial de la Salud Mental, más de 300 personas se dieron cita en la Plaza Alta de Algeciras, convocadas por la asociación de Familiares y Allegados de Enfermos Mentales (FAEM), para exigir más recursos sanitarios y sociales para estos enfermos.

Teniendo como telón de fondo la canción Color de esperanza, los concentrados levantaron sus manos pintadas de verde. Entre los reunidos se encontraban representantes del equipo de gobierno, con el alcalde, Tomás Herrera, a la cabeza, la portavoz de Izquierda Unida (IU), Inmaculada Nieto, y concejales del Partido Popular (PP), así como responsables del Partido Andalucista (PA), de las coordinadoras contra la droga Alternativas y Barrio Vivo, Francisco Mena y Miguel Alberto Díaz, respectivamente, y de distintos colectivos sociales de la  la comarca.


El presidente provincial de FAEM,  Manuel Mariño, destacó las “carencias en dispositivos sanitarios y sociales”. Al respecto, destacó la importancia de la comunidad terapéutica para estos enfermos, “prometida hace siete años y aún no están ni los terrenos ni el proyecto”. Además, exigió “mejores condiciones de la Unidad de Agudos, que en la actualidad cuenta con pocas camas”, junto a la Unidad de Rehabilitación de Agudos (URA) “que está muy masificada y en la que faltan especialistas” y que los “ambulatorios cuenten con más personal” para atender a los enfermos mentales.

Mariño citó las Unidades Sociales, que son “los pisos tutelados y las casas hogares”. En la comarca, añadió, “funcionan sólo dos casas hogares, una en Algeciras y otra en Campamento, pero hay dos cerradas que no se han puesto en marcha y pisos tutelados sólo hay dos en la comarca, donde se contabilizan cerca de 2.000 enfermos mentales”.
 
Inserción laboral y social

En materia de inserción social y laboral, el presidente provincial de FAEM puso de manifiesto la necesidad de “cursos y talleres adaptados a sus patologías y que la inserción laboral se realice con apoyo de monitores en las empresas, que coordinen y estén pendientes de su trabajo”.

También, Mariño demandó “centros especiales de empleo o empresas protegidas, porque el gran problema que en su mayoría tienen es que no pueden desarrollar una actividad productiva continuada de ocho horas, con un rendimiento como una persona normal, pero son personas que tienen su inteligencia perfectamente y pueden trabajar un cierto número de horas”.

El estigma
El presidente de FAEM incidió  en otra de las problemáticas a las que deben hacer frente los enfermos mentales, “el estigma, porque la sociedad desde hace muchos años, los rechaza y margina”. “Los conocidos como los locos son aquellas personas que deambulan o piden limosna y muchos familiares, a veces, se avergüenzan de tener a estos enfermos”, añadió.

Por ello, “luchamos para que salgan, porque se pueden recuperar” y los profesionales de salud mental “trabajen en la recuperación”, para que puedan “llegar a desarrollar sus facultades, en un 50 ó un 60 por ciento, pero pueden  hacerlo y se pueden insertar, siempre que estén controlados y medicados adecuadamente”.

Tomás Herrera detalló las gestiones que vienen agilizándose para facilitar un terreno de unos dos mil metros cuadrados donde pueda levantarse un centro específico para enfermos mentales. En esa línea se inscriben una serie de reuniones en las que participa el concejal delegado de Salud, Julio Martínez Fírvida.

El alcalde, que abrió el turno de intervenciones a los concentrados, manifestó que “Algeciras vuelve a ser una ciudad socialmente activa, que junto al resto de la comarca busca soluciones y alternativas para un colectivo que necesita lo mejor de todos nosotros para salir adelante”.

Por su parte, Inmaculada Nieto destacó la importancia del problema social que tienen estos enfermos. Abogó en la necesidad de “una mayor sensibilización, no sólo por el índice de personas que padecen una enfermedad mental, sino por las influencias que estas dolencias tienen en su entorno familiar y social”. 

Además,  “los que tenemos una responsabilidad en la administración debemos conseguir que haya más recursos para atender a estos enfermos y también a sus familias, para que sepan afrontar sus problemas y a vivir esta dolencia con la normalidad que ofrece un tratamiento adecuado”. Por ello, desde IU y del equipo de gobierno, Nieto se ofreció “para poder colaborar con ellos y conseguir poner a su disposición los recursos necesarios”.

Mariño aseguró que en la provincia de Cádiz, 18.000 ó 20.000 personas “padecen un trastorno mental grave” porque diferenció éste de un enfermo que presente alguna patología leve “porque los graves son difíciles de erradicar, como la esquizofrenia, los bipolares, los trastornos de personalidad o las depresiones crónicas”. De otras patologías, hay un 4 ó 5 por ciento de la población.

Incidió en que, en la actualidad existe en el Plan Cuatrienal de Atención de la Junta de Andalucía, especial atención en la detección precoz. Mediante un programa en los centros de  Primaria, se contempla que el médico derive a las Unidades de Salud Mental Infantil a niños con ciertos trastornos de personalidad.

Ya en la adolescencia, se pretende realizar una campaña en los centros educativos y en la familia, para que cuando se detecte un caso de inadaptación personal, acudan a los centros de Salud Mental o de Atención Primaria. Sin embargo, Marino destacó que “ algunos de estos profesionales no están preparados para detectar estos casos”.

Manifiesto
El manifiesto leído por FAEM durante el acto incidió en la necesidad de que la salud mental “deje de ser la cenicienta del sistema y que, de una vez por todas, se afronte una solución viable y urgente de todas las carencias que tenemos”. Se refirió al “sufrimiento que genera” en los enfermos y en sus familias “la convivencia”.

“Desesperación de no saber qué hacer en esas situaciones y las pocas ayudas que se reciben por parte del que tiene que darlas en muchas ocasiones”, añadió. Es “imprescindible que nuestros hijos tengan los recursos y el personal necesario para su recuperación, que es posible en muchos casos si se cuenta con buenos equipos y con las instalaciones adecuadas”.

También es necesario “que tengan un trato digno y que los profesionales accedan a la formación necesaria para adaptarse a los avances terapéuticos y científicos”.

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