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"Aquí nunca se ha quedado nadie sin comer"

El comedor Virgen Poderosa, en la calle María Arteaga número 23, atiende a unas 80 personas al día y también ofrece servicio de ropería para los más necesitados

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  • Comedor Virgen Poderosa -

En la calle María Arteaga número 23 se encuentra el comedor social Virgen Poderosa, llevado por la comunidad de Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl y que diariamente atiende a unas ochenta personas.

Abrió sus puertas por primera vez el 15 de marzo de 1989 y cuenta con unos 15 voluntarios en total para los servicios de ropería y comida.

En un pequeño despacho, Sor Trinidad López Vilches, cocinera en Virgen Poderosa, y Rocío Mateo Fernández, trabajadora social, atienden a Viva Cádiz para hablar de la historia del comedor y como ha ido evolucionando con el paso de los años.

“Abrimos por primera vez el 15 de marzo de 1989” recuerda Sor Trinidad. “Las hermanas estábamos en el hospital Mora trabajando y nos pusieron a siete horas nada más y claro, esas horas nosotros estábamos para los pobres, entonces el resto de horas las teníamos perdidas sin hacer nada, y decidimos entre todas abrir el comedor”.

Sor Trinidad cuenta que “aquel día dimos unas cien comidas”.

“Antes dábamos también la comida hecha para las familias, y podían ser en total unas  200 comidas diarias”, sin embargo “al poco tiempo vimos que para ellos era mejor dar especias”, por lo que “solo vienen las personas al comedor y a las familias les damos especias directamente”.

Rocío apunta a que “esto empezó para gente que estaba totalmente en la indigencia, personas de la calle, con problemas de alcohol y drogas. Ahora el perfil es súper amplio. Tenemos a gente muy joven de 18-19-20 años, menores no pueden venir. Y si viene un menor habría que llamar a la policía. Vienen hasta personas muy mayores”.

“Vienen personas que acaban de cumplir la mayoría de edad y que han salido de centros de menores porque han cumplido su edad, obviamente personas drogodependientes, personas con problemas de alcohol”, aunque “no solo personas que están en la calle, hay algunos que tienen su casa pero con prestaciones muy cortas”, como es el ejemplo de “la gente mayor, que tienen pensiones muy cortitas y obviamente tienen que venir aquí y usar el recurso”.

El horario de Virgen Poderosa es de lunes a sábado de 12.30 a 13.00 horas, y los domingos, aunque no hay servicio de comedor y las hermanas entregan bocadillos en su lugar.

“El menú es bastante variado, como el de una casa normal, nosotros creemos que una persona tiene que comer de todo”, afirma Sor Trinidad.

Rocío cuenta que para poder acceder al comedor es necesaria una especie de tarjeta identificativa. “A los usuarios de comedor se les entrega una tarjeta que es como su DNI, una tarjeta identificativa donde viene su nombre, apellido, se le asigna un número y se le da una fecha de caducidad. Ese número, una vez que viene va a ser siempre el mismo para esa persona”. La fecha de caducidad de la tarjeta “la damos para un mes, luego se va renovando por más meses”.

La intención de estar tarjetas y que tengan una caducidad es que “venga y que tengamos una entrevista, sepamos un poquito más sobre esa persona, para intentar tener un seguimiento “, aunque “aquí viene una persona el primera día, se le hace su tarjeta rápidamente y pasa al comedor, nunca se ha quedado nadie sin comer”.

Aunque este comedor no solo da el servicio de comidas, ya que también cuenta con uno de ropería. “Damos ropa dos veces en semana para los transeúntes y un día para las familias”.

Para llevar a cabo toda esta obra social, además del trabajo de las hermanas, Virgen Poderosa cuenta con voluntarios. “Al comedor vienen unas ocho o nueve personas de lunes a viernes, y los sábados otros cinco o seis”, aunque en total “puede haber unos 15 voluntarios entre los servicios de comedor y ropería”.

Rocío nos cuenta que para hacerse voluntario una persona lo único que tiene que hacer es “venir, se le hace una pequeña entrevista, se le rellenan los datos, vemos su disponibilidad, a qué se ha dedicado, cual es su motivación y lo tenemos ahí, y cuando necesitamos voluntariado, vamos llamando a las personas y hay quien puede dos días, hay quien puede un día y vamos organizando. La verdad es que tenemos bastante suerte, porque tenemos mucha gente que quiere colaborar con el comedor y lo hacen bastante bien”.

A pesar de que el banco de alimentos de Cádiz ayude al comedor con productos “como la leche”, son las hermanas “las que tenemos que ayudar un poco con nuestro sueldo”.

Virgen Poderosa recibe subvenciones por parte del ayuntamiento de Cádiz y por parte de la Junta de Andalucía, pero “por mucho que nos den, que lo agradecemos, el gasto va a ser mayor”.

“El banco de alimentos nos ayuda, pero las hermanas aportan más de la mitad, porque todo lo que son verduras, carne, congelados, todo sale de ellas. El banco de alimentos reparte lo mismo en todas las asociaciones, pero son ellas las  que añaden todo lo que el banco de alimentos no puede dar.” afirma Rocío, mientras que Sor Trinidad apunta a que “Nosotros pensamos que una familia tiene que comer de todo, y no comer solo lentejas o garbanzos, también se comen otras cosas”.

“Muchas veces cuando se habla de María Arteaga todo el mundo piensa mal por el tipo de gente que viene aquí, pero como he comentado antes el abanico es súper amplio, hasta familias, siempre se ha tenido mal concepto, como que aquí se forman peleas y demás”, destaca la trabajadora social. “Si surge un roce entre ellos, entre ellos mismos lo solucionan, y la verdad que lo general hay buen ambiente y son respetuosos”, afirma Rocío, mientras que Sor Trinidad apunta a que “aquí veo yo que los pobres se portan muy bien, aquí no ha venido nunca un policía para nada. Aunque se pelean, pero les decimos que en el comedor no se pelea, aquí a comer. Respetan mucho la casa, nos respetan mucho a nosotras, a las voluntarias. No tenemos mucho problema en ese sentido hasta ahora. Dan las gracias por todo”.

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