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“Nací cantando.Yo ya cantaba cuando estaba en el vientre de mi madre"

Juan Villar celebra 50 años sobre los escenarios: “Lo que yo quiero es que el flamenco no se pierda, que la pureza no se pierda nunca”

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  • El cantaor Juan Villar -

Todo el mundo del flamenco se congregará el próximo día 13, en el Gran Teatro Falla, en torno a una leyenda como es Juan Villar, que conmemorará sus cincuenta años como artista profesional.

Cincuenta años dan para mucho...

–Dímelo a mí.

Cincuenta años encima de un escenario, cincuenta años en festivales, cincuenta años en peñas, cincuenta años metido en ese laboratorio de donde salen los discos. Cincuenta años, Juan, en el mundo del flamenco.

–El flamenco es mi vida entera. Nací cantando. Ya cantaba en el vientre de mi madre.

Por eso se conmemoran cincuenta años de tu vida profesional, pero de tu vida como artista, a tus 72 años, hay muchos más.

–Son cincuenta años que dejé Cádiz y me fui a Madrid. Lo decidí cuando terminé de hacer el Servicio Militar en San Fernando. Estaba en el Grupo de Coro y Danzas de la Sección Femenina y decidí irme.

Cuando alguien decide algo es porque le empujan

–Y a mí me empujó Faico. Yo estaba en el tablao trabajando en Cádiz, vino Faico a trabajar y me ilusionó, me dijo que me fuera a Madrid, que tenía trabajo para mí y acompañado de Antonio Canto Lorena, que había sido torero y era mozo de espada, nos fuimos en busca de la fortuna.

Y la encontraste comenzando desde abajo. Porque tus comienzos fueron cantando atrás.

–Creo que es lo normal. Un artista tiene que ir dando sus pasos. Comencé cantando en los cuadros flamencos, que fue un aprendizaje muy importante para mí.

Entre el Villa Rosa de Madrid (con las hermanas Clotis, el guitarrista José María Pardo y Amina, ) y el tablao El Cordobés de Barcelona estuvo Juan tres años antes de explotar ya en Canasteros con Manuela Carrasco, el Güito, Faiquillo, Farruco, La Tati..., y en Torre Bermeja con Camarón y Panseco

–Así es. Trabajando mucho, aprendiendo y labrándome un camino. En Canasteros me encontré con Manolo Caracol, que para mí ha sido el cantaor más grande que he conocido. Trabajar en Los Canasteros no lo hacía cualquiera . Y tener allí a ese hombre, a ese monstruo, era tremendo.

Los Canasteros y Ramón  Algeciras

–Hombre, cómo no me voy a acordar de Ramón Algeciras. El fue quien me hizo mi primer disco, Juanito el de la Gineta.

Juanito el de la Gineta, hablamos del año 1972, era su anterior nombre artístico. Ese disco le dio el espaldarazo, pero el que terminó abriéndole las puertas, el que le sacó de cantar atrás para el baile a hacerlo delante fue Cuchillo y Espada

–Eso fue con Paco Cepero que fue quien tuvo toda la culpa de todo esto

De todo lo bueno y de algo malo, también

–Es mi vida, ha sido mi vida. El flamenco, el cante lo es todo para mí. Se vive del flamenco, pero también hay muchos sinsabores y también muchísimas alegrías. Mucha carretera, muchas noches sin dormir pero todo eso se compensa con la alegría del público, ver que el público sale satisfecho de lo que tú has hecho es lo mejor que puede pasar y es lo que te hace olvidar esas horas en los coches, esas noches en vela.

En vela no, sino en plena vigencia sigue el cante de Juan Villar.

–Sigo en la brecha todavía y mientras me quede un poquito de voz ahí estaré. Esto  lo es todo para mí.

El flamenco, Juan, ¿hacia dónde va?

–Lo que yo quiero es que esto no se pierda, que la pureza no se pierda. Hay aquí en la zona algunos chavalitos que lo están haciendo muy bien, que están cantando muy bien como Samuel Serrano o Caracolillo o Rancapino Chico, pero hay otros que se derivan hacia lo que yo llamo el flamenquito.

El dinero, lo comercial Juan...

–Eso ha sido primordial. Hacen el flamenco pop, meten cuatro instrumentos y un cantaor y ya está el flamenco pop. Te repito que lo que no quiero es que se pierda el flamenco puro.

Pureza va a haber mucha el día 13 en el Teatro Falla. Allí esperamos verte hacer algo. 

–Algo haremos claro.

Tu hija decía en la presentación del espectáculo que era una sorpresa.

–Ja,ja,ja...es una cosita que tengo grabada y que no la ha escuchado nadie. Ya se escuchará en el festival.

50 años junto a Juan Villar, tal y como han denominado la cita, contará con el cante de Alonso Núñez Rancapino, Rancapino Chico, Ana Rancapino, Caracolillo de Cádiz, Carmen de la Jara, Curro Albaicín, David Palomar, Familia Jero, Felipe Scapachini, Herminia Borja, Jaime El Parrón, Javier Flores El indio, Juan de la María, Macarena Reyes, Manoli de Gertrudis, Manuel de Angustias, Mari Peña, Marina Heredia, May Fernández, Miguel El Lavi, Miguel El Picuo, Pansequito, Raúl Gálvez y Samuel Serrano; las guitarras de Antonio Higuero, Joaquín Linera Niño de la Leo, Luis Amador, Manuel Jero, Miguel Salado, Niño Jero, Paco Cepero y Riki Rivera; la participación de otros músicos como David Gavira y Diego Magallanes; y con el baile de Choro Molina, Juan José Villar, La Farruca, Lydia Cabello, Patricia Valdés, Pepe Torres y Rosario Toledo; además de, por supuesto, buena parte de la saga de los Villar, desde los hijos a los nietos: Amadora Villar, Antonio Villar, Juan José Villar, Juan Villar Junior, Luisa Villar, Pilar Villar y Zamara Villar.

–Y se han quedado fuera mucha gente que también quería estar. Pero no pueden estar todos, ojalá tuviésemos espacio para todos.

Eso quiere decir que la gente te quiere, te admira.

–Eso es lo que pienso. Que la gente me admira que esté ahí, que todos son compañeros. Es una realidad. La verdad es que me hace ser muy feliz.

Ahí estará Paco Cepero, del que me decías que era el culpable de todo esto. Te ha acompañado mucho. ¿Ha sido el mejor?

–Paco Cepero es el maestro de esto. También me ha tocado mucho Periquín Niño Jero que es de los pocos guitarristas de entonces que quedan. Me han tocado todos, Domínguez, Melchor..., Periquín que es muy bueno .

Paco Cepero también ha sido Leyenda del flamenco, como Juan Villar

–Ese premio me lo dio la Venta Vargas el año pasado

Juanito Villar, Juan Villar, recibió el  Día Internacional del Flamenco 2018 y en la Venta de Vargas, la séptima entrega de la Flamenco de La Isla, de los pocos galardones que en el mundo del cante, el toque y el baile se entrega a las figuras en vida.   Almudena Molinares, esposa de Juan Moneo El Torta,   fue la encargada de entregar la estatuílla a Juan Villar y   el flamencólogo Antonio Barberán fue el encargado de glosar la figura del cantaor enmarcándolo en esa generación gloriosa de mediados de siglo XX hasta primeros del XXI, a la que pertenecen el propio Camarón, Lebrijano, Turronero, Pansequito, Malena... y un hombre que marcó con su composición el flamenco de la época grande de los festivales, Paco Cepero. Leyenda del Flamenco, para más señas.  

      –Fue también una enorme satisfacción

Como la que recibirás el próximo día 13. Seguro que te emocionarás con tanta afecto, con tantos compañeros, con esa admiración que te tienen.

–Hombre, claro, ten en cuenta que se trata de conmemorar cincuenta años no solo como profesional, sino cincuenta años de la historia de mi vida que ha sido el cante  subiendo por todos los escalones que hay que subir para ser cantaor. Primero, como ya te dije antes,  cantando para bailar, después cantándole a las figuras, a todos los mejores les he cantado yo, y después ya dando el paso a cantar solo y viajar solo, y siempre desde la humildad, que yo creo que es lo bonito.

¿Cómo están los cantes de Cai?

–Está muy bien de verdad. Hay gente haciendo los cantes de aquí que son muy difíciles de hacer, pero lo están haciendo y eso es bueno.

También es bueno que la saga de los Ginetos continúe..., que tienes gente detrás que vienen empujando.

–Mis hijos están ahí luchando. Van muy bien. ¿Que si el nombre les puede ayudar o perjudicar? Los ecos lógicamente no son los míos, pero están trabajando. Sigue la saga y eso me hace muy feliz. No es todo tan fácil como parece. Hay que trabajar, yo le digo a los chavales que empiezan que escuchen, que aprendan, que no dejen de aprender en un mundo complicado donde se pasan muchas fatigas y se logran muchas alegrías.

Una saga que ha sido parte importante en este acontecimiento, tal como ha explicado su hija Luisa Villar.   “Esta iniciativa  fue idea de mi hermano, por los 50 años de trayectoria que lleva mi padre en el flamenco. Y me convenció, porque yo creo que los homenajes hay que hacerlos en vida porque si no, el artista no lo disfruta”. Y se sumó en los agradecimientos de su padre, dedicando una mención especial a su “hermano chico, que es el promotor de todo esto”.

–Yo tengo que dar las gracias a todos porque siento una satisfacción enorme de esta conmemoración de una vida en el mundo del flamenco que comenzó nada más nacer. Siempre he querido cantar y lo he conseguido durante toda mi vida. Ya estoy deseando que llegue el momento del Falla.

 

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