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D. Isidoro Cárdeno Cárdeno, el actor para los personajes perdidos

Su capacidad para interpretar lo lleva a encarnar arquetipos que van de la comedia a la tragedia en el largo camino de la caracterización de personajes.

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No echó al zurrón de sus andanzas las películas en las que participó pero no le gustaron, por eso de no llevar quincalla en la cajita de las vivencias. Pero revive su entusiasmo y su satisfacción cuando habla de las que le gustaron.

Con el director lebrijano Benito Zambrano trabajó en La voz dormida, en 2011 y todavía recuerda lo que se sentía al rodar escenas en las que e director, visceral como pocos, exige a sus actores ser parte de una historia real.

Trabajó en La Peste, la serie de televisión con la que se ha pretendido marcar un antes y un después en la producción de este producto y que va por su segunda entrega-

El trabajo en esa Sevilla del siglo XVII, la de las enfermedades, la del declive que acababa de comenzar. Y las caracterizaciones en las que se sufría lo que no se ganaba, pero que hay que asumir.

Domingo Isidoro Cárdeno Cárdeno, D. Isidoro como abreviatura que algunos toman como tratamiento, también ha trabajado en lo que sale y que es camino obligado para cuaquier aspirante a actor.

En la Expo‘92 de Sevilla pasó todo el calor del mundo metido dentro de un personaje -literalmente, porque interpretaba un aparato de televisión, un televisor- en plenos meses de julio y agosto, cuando en la capital hispalense no hace calor, sino lo otro.

Ha sido de los muchos “ignorantes” que dijeron que en el teatro estaba la verdadera y única interpretación, no en el cine, pero “porque no conocía el cine”. Y ha sido de los que han aprendido de sus errores y han dejado en prenda sus aciertos para todos los que han querido aprender de él. Que tiene mucho que enseñar.

D. Isidoro ha sido una veintena de personajes en Cortinas Negras, de Antonio Aparicio o ha sido un hombre con Alzheimer en un corto de algo más de cuatro minutos, pero tan impactante que la impresión por esa mirada queda muchos días en quien ve Goma de borrar.

A su edad es carne de arte, del que sea y también lleva en sus alforjas actuaciones ante escolares que han conocido a un Quijote en cuerpo y alma, no se sabe qué va primero.

Quijote en sí mismo, Cárdeno Cárdeno está para quien lo busca de buena fe. Para quien quiera contar con el artista, con el hombre bueno, con el amigo... o un pintor de brocha gorda, si se encarta. Y ahora llega el Carnaval, en el que tiene su propio currículo.

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