Venía a ver un poquito el ambiente, porque estoy cerquita, en Córdoba, y ya sobre la marcha decidía, pero la verdad es que, como está tan triste todo, me vuelvo”. Roberto García es uno de los pocos aficionados contados que ha venido a Jerez este fin de semana para “quitarme el gusanillo” y rodar con su moto en las horas previas a la celebración del Gran Premio de España, que abre además el calendario de MotoGP. Al igual que el resto, sabía desde que se pospuso en mayo y se dio la nueva fecha en pleno verano, que sería a puerta cerrada, es decir, sin público por primera vez en su historia por la pandemia del coronavirus, pero no perdía la esperanza en que la capital mundial de las dos ruedas respirara al menos tímidamente alguna señal de este evento. La realidad es que salvando las carreras ilegales del pasado miércoles en la avenida Blas Infante, un clásico que el disposivo policial ha frenado en seco, la presencia de las fuerzas de seguridad en puntos como la avenida de Europa, y algún que otro rugido de las motos en el silencio de la noche, en la ciudad ha habido poco movimiento que delate el inicio de la competición de MotoGP en el trazado de velocidad jerezano, que no en su interior, donde el calor infernal no lo está poniendo nada fácil a los pilotos.
Por si fuera poco, el avance del mapa de rebrotes en todo el país esta última semana ha disuadido aún más, por responsabilidad, a los moteros a venir a Jerez aunque sea de forma simbólica para demostrar su fidelidad. Ello, sumado a que ni siquiera pueden acceder ni al interior del Circuito, ni fuera (la Guardia Civil tiene un operativo para impedir los accesos salvo para los que se alojen en el Hotel Montecastillo y los residentes de Torremelgarejo), ha dejado en Jerez un paisaje insólito el fin de semana del Gran Premio, pero no por ello menos esperado: nada de motos estacionadas en las terrazas ni por las grandes avenidas de Jerez. aunque este sábado sí hubo mayor actividad motera por la avenida Álvaro Domecq.
Tampoco ha ayudado en Jerez la ola de calor de estos días, lo que ha hecho que los pocos que hayan venido se hayan quedado por la costa para disfrutar de las playas. “Yo venía a la expectativa, y si había algo reservaba, pero es que está todo parado. He ido a desayunar al bar de siempre y me ha dicho que yo era el primero que iba”, detalla este aficionado de Córdoba, que reconoce que estos últimos días “con el tema del Covid la cosa ha empeorado. Me acaban de llamar que ha habido un rebrote en Córdoba. Esto está ya para no moverse”, señala. Pese a todo, no se rinde, y para el fin de semana que viene tiene una reserva en un hotel de Cádiz que espera conservar para quedarse con su familia. “Intentaré venir aquí para ver si con el Gran Premio de Andalucía se mueve algo”. Roberto sigue haciendo llamadas a las puertas de la tienda El Motorista, en la avenida de Europa, un referente para los aficionados y que, por primera vez, no ha contado con la multitud de motos ante sus puertas.
En su interior estaba todo preparado y adaptado a la nueva normalidad, pero reconocen que a lo largo de los diez últimos días han recibido llamadas de sus clientes incondicionales de todo el país que tenían previsto bajar y que finalmente, con el avance de los contagios de la última semana, se han quedado en casa . “Era una gran incógnita; las previsiones que teníamos era que lo de este año no iba a tener nada que ver con lo de antes, aunque la tienda, donde estamos preparados con todas las medidas Covid, está más animada que un fin de semana normal”, señala Cecilia Giorgis, responsable de marketing de El Motorista, mientras muestra los cambios realizados. En esa conversación in situ apenas nos cruzamos con dos o tres aficionados. “Ya esta mañana han venido de Cuenca y Madrid, creemos que los que vienen son los moteros de mucha calidad, los de pura cepa, que tenían planificada la cita con Jerez y aprovechan para visitar la tienda y estar también por la costa”, indica. Una tienda que este año no tiene firma de pilotos por primera vez y donde por precaución han procurado alargar las ofertas durante tres semanas o no en dos días para evitar el efecto llamada y las aglomeraciones.
Lo primero, como recalca, “es la seguridad de la familia motera”. En esta misma tónica se muestran desde el Motoclub Cherokee, que han abierto su sede “como un fin de semana más y sin actividades”, señala José Hermosín, que forma parte del motoclub y es el vicepresidente de la Federación de Motoclubes e Jerez, que está en contacto con aficionados de las provincias limítrofes que han venido estos días. Finalmente, los compañeros de otros motoclubes de Alemania, Suecia...se han quedado en casa. “Hay más gente en la costa que en Jerez; son aficionados que tienen vacaciones y ya aprovechan. No tiene mucho sentido venir a Jerez. Sabes a lo que viene, no se puede acceder al Circuito. De hecho, ayer ni siquiera tenían claro si iban a abrir la sede este domingo para ver las carreras. “No queremos correr riesgos con el efecto llamada ni que el club esté de bote en bote. Hay que ser muy prudente”, apostilla.
Pantalla gigante en Cuchara de Palo para ver las carreras de MotoGP en vivo
Ni el Ayuntamiento ni la Federación de Motoclubes se han atrevido a realizar una programación paralela por prudencia y por la complicada situación sanitaria en la que está inmersa el país y el resto del mundo por la pandemia. Hay casos contados de bares en los que podrá disfrutarse de las carreras como es el caso de Cuchara de Palo, en la avenida Álvaro Domecq, donde habrá una pantalla gigante para disfrutar del Gran Premio de España hoy y de Andalucía el fin de semana que viene.