Más allá de unas tímidas críticas, de un sector de Ampas o algún sindicato que otro, nada parece perturbar el ánimo de quienes todos los dias laborales deben por obligación asistir a los centros escolares, porque decir educativos es bastante fuerte.
Escolarizar se ha convertido en “meter en las escuelas”. Nada que ver con Educar. Porque, al fin y a la postre, lo que esta pandemia ha puesto más que de manifiesto es la exigencia del “sistema” de “estabular” a la infancia y a la juventud, cueste lo que cueste. Y claro está que para ello se requiere el “pastoreo docente”, porque de otra forma, además de imposible, es que no se puede.
Desde marzo de 2020 se entendió que los establecimientos que escolarizan, (hay que comenzar a utilizar los conceptos con propiedad) no estaban en condiciones de afrontar una respuesta sanitaria con garantías y por ello se cerraron. ¿Algo se ha hecho para que esos mismos edificios estén en condiciones para recibir presencialmente al 100% del alumnado? Pues nada de nada. Siguen estando en las misma situación que antes. No se han habilitado espacios nuevos, no se han climatizado los lugares donde deben amontonarse, horas y horas, personas. Más allá de las recomendaciones del lavado frecuente de manos, imposible de concretar con niñas y niños pequeños con la frecuencia requerida, la ventilación de las aulas también frecuentemente, en condiciones medioambientales gélidas o el uso de las mascarillas, nada más se hecho. Sobre la distancia de seguridad 1,5 metros hay que hacer algún número ya que hay que considerar que las aulas miden 9 metros largo por 6 metros de ancho, unos 54 metros cuadrados. Estas podrían calificarse de estándar en centros de los conocidos “pactos de la Mocloa”, en las construcciones posteriores suelen ser más pequeñas. Para que dos personas estén justo a 1,5 metros de distancia cada una de ellas debe disfrutar de una superficie circular a su alrededor de al menos 0,75 cm. Porque se entiende que quienes le acompañan en las aulas también la tienen. De forma que de tocarse tangencialmente estas superficies siempre haya ese 1,5 metros de distancia de seguridad. Esto supone que cada alumna o alumno debería tener una superficie de seguridad de al menos 1,77 metros cuadrados Pues en un aula de 54 metros cuadrados sólo las 3/5 partes son útiles para situar mesas o pupitres, el resto de la superficie se destina a zona de entrada y salidas, pasillos, espacios con perchas, estanterías, mesa de profesor, pizarra… Estos datos permiten concretar que de esos 54 metros sólo son útiles algo más de 32 metros cuadrados y que esto facilitaría aforos máximos de 18 personas, incluido el profesorado.
La realidad es tozudamente distinta ya que día a día las aulas están como estaban, y que en infantil y primaria reciben a los contingentes de alumnado previsto por una escolarización que arracima a los especímenes de 25 en 25, sin tener en consideración aforos, ni “medidas de seguridad”
Surge en el intelecto extraordinariamente despierto de los políticos que dicen gestionar la Educación andaluza la fórmula mágica de la Tele-enseñanza. Una medida que políticamente no conlleva costo alguno. Pero claro, tendrían que hacer alguna “inversión”, aunque sea pequeña en la plataforma on-line que permita el trasiego de tanta video conferencia, tanto flujo de instrucciones, mensajes, consultas, envío de documentos… ¡Pues nada! ¡A grandes males, grandes remedios! Y llegan a un acuerdo nada más y nada menos con el gigante GOOGLE y además sin costes. ¡Qué pelotazo! Así este monopolio de internet permitirá el flujo en las comunicaciones on-lien “gratis”, porque así se recoge en el acuerdo alcanzado: “Las partes acuerdan, por tanto, que el presente convenio tiene carácter gratuito.”
Pero todo el mundo sabe que “costos” si habrá y que quienes asumirán los mismos serán las familias y el personal de los centros escolares. Por su parte Google recibe DATOS y existe un suculento mercado de un producto estrella de las grandes corporaciones que son los BIG DATA. Y aquí es donde se encontraría la GRAN PEGA a esta “fantástica iniciativa” ya que este “servicio web gratuito que pueden utilizar centros educativos, organizaciones sin ánimo de lucro y cualquier usuario”, se ofrece siempre “que tenga una cuenta personal de Google“. Porque Google lo advierte ya que normalmente requiere acceso a datos y el expreso permiso a: “Recomendaciones más personalizadas en los productos de Google, como artículos, aplicaciones o vídeos…También usamos tu información para mostrar anuncios.” ¡Ah!, y te dicen que “No vendemos tu información personal a nadie”, porque ya ellos la compraron a 0 euros.
Fdo Rafael Fenoy