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El Puerto

Vacuna color esperanza

Lástima tantos que se nos quedaron por el camino a la espera de la ansiada vacuna

Publicado: 05/03/2021 ·
09:59
· Actualizado: 05/03/2021 · 09:59
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  • Vacunación ayer en el pabellón -

Emocionado. Sí, emocionado. Vi el otro día las colas de coches esperando a muchos mayores que le pusieran la vacuna del coronavirus y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Ninguno de esos mayores eran ni mis padres, ni mis tíos ni mis parientes. Pero mi cuerpo reaccionó como quien ve la luz al final de un largo túnel, como quien encuentra el aire cuando parece ahogarse…

Era verdad. Sí, era verdad. Resulta que esa vacuna que tanto habíamos anhelado, por la que tanto habíamos suspirado, por la que tanto habíamos rezado y que tanto nos hacía pensar con el final de esta pesadilla que nos ha tocado vivir. Y sí, era verdad. Ya estaba aquí y ya había vecinos que estaban siendo vacunados, personas de carne y hueso, el padre de nuestro amigo, la madre del vecino, la tía de nuestro compañero…

Hay esperanza. Claro que hay esperanza. Como la que aparece en los rostros de tantos profesionales, de tantos sanitarios, de tantos educadores que en redes sociales presumen, con razón, de haber dado ya un paso importante hacia el final de la pesadilla, hacia la vuelta al color. Quizá no la vuelta a nuestra vida de antes, pero al menos a vivir, que visto lo visto, no es en absoluto poco.


Porque con paso lento pero firme, poco a poco, como sociedad vamos inmunizándonos. Va a ser lento, sí, pero estamos andando el camino. Y es que no hay kilómetro que no empiece por el primer centímetro y como decía el poeta, “se hace camino al andar”.

Y más esperanza aún que de aquellas primeras semanas en los que sonaban voces críticas con las vacunas hemos pasado al yo me quiero vacunar antes. Sí, hay esperanza en una sociedad que ahora tiene que digerir todo esto masticando muy lentamente lo ocurrido y, sobre todo, lo padecido. Pero que nadie nos quite la esperanza, la ilusión, después de todo un año de la más absoluta oscuridad.

Lástima tantos que se nos quedaron por el camino a la espera de la ansiada vacuna. Y al igual que la vacuna, las vacunas van a ir salvando poco a poco nuestros cuerpos, luchemos también por salvar nuestras mentes, nuestras vidas descolocadas…

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