El presidente de la Federación Andaluza de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Fahat), Juan Zapata, asegura que se está exagerando con la alarma por la llegada de turistas extranjeros estos días. “Si están llegando a la comunidad, en nuestros establecimientos no se están alojando”, afirma. Con el 85% de la planta hotelera cerrada a cal y canto, el presidente de Horeca, Antonio de María, solo esperaba cancelaciones para la Semana Santa en los pocos hoteles que están ofreciendo servicio.
El mantenimiento de las restricciones en la movilidad por parte de la Administración autonómica también afecta de lleno al mercado de las viviendas con fines turísticos (VFT). El cierre perimetral de las provincias ha reducido la ocupación de estos inmuebles a un 5% en las grandes ciudades. “Las únicas ventas en estas localidades se deben por motivos de trabajo”, señala Luis López, responsable de Alquiler Vacacional, empresa destinada al asesoramiento y gestión integral de VFT en Cádiz. Pero el cierre también mantiene con la actividad parcialmente paralizada de VFT en municipios tradicionalmente muy demandados en estas jornadas de vacaciones como Conil. La razón, explica el también delegado provincial de la Asociación de Viviendas Turísticas de Andalucía (AVVA), se debe a que no es rentable estar en el circuito ahora mismo ante la incertidumbre existente por la tan temida cuarta ola. “Para abrir la villa hay que gastar en mantenimiento, jardinería y limpieza de piscina”, añade.
Sin un horizonte sanitario despejado, los propietarios optan por ser conservadores. Y, quien sí está en mercado, ofrece condiciones muy flexibles, con cancelaciones gratuitas hasta una semana antes de la fecha de la reserva.
La Sierra, sin embargo, despunta, según López. El presidente de la Asociación de Turismo CIT-Sierra de Cádiz, Antonio Fernández, lo confirma. Pese a que no cuentan con el flujo de visitantes de las provincias de Sevilla y Málaga, que son las que aportan más turistas a la comarca, el cliente local opta por la casas rurales de la zona. “Los gaditanos buscan espacios abiertos, lugares en donde no se produzcan aglomeraciones”, apunta, y estima que la ocupación rondará el 40-50%, aunque confía en que aún se incremente de cara a los festivos. El verano pasado fue espectacular y la demanda se mantiene a unos muy aceptables niveles, con cierta incertidumbre y cancelaciones.
Fernández asegura que prima el turismo familiar, en grupos de seis o diez personas como máximo, relativamente jóvenes, de 50 años para abajo, con interés por deportes o actividades naturales. Setenil y Olvera, por un lado, Prado del Rey y El Bosque son los destinos favoritos, junto con Grazalema.
El alcalde de la localidad, Carlos Javier García, explica que los grandes establecimientos hoteleros han optado por seguir cerrados, pero los medianos y especialmente las VFT encaran la Semana Santa con muy buenas previsiones. La ocupación para este primer fin de semana se sitúa en torno al 70%.
Para el segundo, podría ser mayor. El municipio no cuenta con contagios en los últimos catorce días y desde que se puso fin al cierre perimetral de dos meses, el sector hostelero empezó a hacer caja.
“No esperamos tampoco una avalancha”, matiza, por el tiempo primaveral que puede llevar a muchos visitantes que no pernoctarán en la localidad a la costa. No obstante, apela a “la prudencia y la responsabilidad individual” para evitar escenas como las vividas en el Puente del Pilar. El apelotonamiento en el río Majaceite, punto caliente con Setenil en aquellas fechas, solo duró dos horas, aclara, pero invita a evitar las aglomeraciones. “Si hay mucha gente, lo mejor es volverse”, aconseja.
De hecho, subraya que, ni en durante el los festivos de Todos los Santos ni en Navidad ha vuelto a registrarse problema alguno.
La Subdelegación del Gobierno en Cádiz ha celebrado juntas locales de seguridad para garantizar que no se produzcan problemas y reforzar la coordinación entre las administraciones y los distintos cuerpos policiales.
El primer edil explica que en Grazalema, además, se amplía la plantilla con la contratación de dos vigilantes que se suman a los tres funcionarios y los dos ayudantes que prestan el servicio normalmente.