Ustedes recordarán esa famosa frase que decía “quien mueve las piernas mueve el corazón”, o a Serrat que nos decía en un anuncio “muévete corazón”. Eran buenas campañas que deberían de volver a hacerse en medio de tanto anuncio de comida hipercalórica, con exceso de sal, azúcares y potenciadores del olor o del sabor. La mala alimentación y la falta de ejercicio físico están haciendo estragos en la actualidad con enfermedades mortales. Me centraré en la falta de ejercicio y sus consecuencias a corto plazo. Llevar una vida activa no significa ir al gimnasio o practicar un deporte, una persona activa aprovecha las circunstancias para moverse, bien sea ir andando a los sitios, subir las escaleras sin coger el ascensor o aprovechar los paseos en compañía. Se pueden dedicar hasta 150 minutos a la semana en tramos de 10 minutos con distintas actividades como recoger a los niños en el colegio, acompañar a un amigo a un recado, visitar a un familiar, etc.
La OMS alerta que en la década actual del 2020 al 2030, debido a la falta de ejercicio físico, casi 500 millones de personas desarrollarán enfermedades cardíacas, obesidad, diabetes u otras. Casi la mitad de estos casos se deberían a la hipertensión arterial y en otro porcentaje elevado a la depresión, que nos encierra en casa, siendo la mayor incidencia en los países con ingresos bajos. A esto último me refiero porque el gobierno debe apoyar el ejercicio con campañas de concienciación ciudadana. No llega ni al 50 por ciento el número de países que cuentan en su programa con recomendaciones para la actividad física y de esos que lo tienen, el 40 por ciento no lo ha llevado a cabo y solamente el 30 por ciento tiene un programa de ejercicios para todos los grupos de edades. Casi todos estos países cuentan con sistemas de controles de la actividad física en adultos, pero solo el 75 por ciento lo hace en adolescentes y baja hasta el 30 por ciento en menores de 5 años.
Uno de los ejercicios más recomendados a la población es el uso de la bicicleta y correr o caminar, pero solo el 40 por ciento de los países tienen carreteras que hagan seguras estas actividades.
En un estudio de la Universidad de Colorado y el Instituto de Salud Global de Barcelona afirman que el uso de la bicicleta podría evitar hasta 205.000 muertes cada año. Igualmente fomentar el uso de caminatas y otras actividades físicas suponen una mejora de la salud mental y física e impactos positivos en la sociedad, en los entornos y hasta en la economía. Las consecuencias de esta falta de actividad física y su repercusión en la salud también acarrea un coste económico muy elevado que se estima en más de 300.000 millones de euros. Favorecer eventos masivos de deporte y campañas nacionales de actividad física, son también otros de los puntos negros a mejorar de la política de salud.
En los últimos dos años poco más del 50 por ciento de los países realizaron una campaña de comunicación nacional u organizaron eventos de actividad física de participación masiva. La OMS hace 5 años que ha recogido el guante de esta falta de ejercicio y propone como medidas un Plan de Acción Mundial 2018-2030 con 20 recomendaciones que incluyen entre otras, carreteras más seguras, fomentar la actividad física en guarderías, escuelas y hasta en lugares de trabajo; habilitar acceso a parques, ciclo-vías, senderos para peatones, etc...
No podemos olvidarnos del carácter inclusivo que también tienen que tener las actividades para que puedan llegar a todos y garantizar que las personas tengan un acceso fácil a ellas. Atrás quedaron abandonados esos aparatos que existían en parques y paseos para facilitar el ejercicio físico y que en la mayoría de las ciudades se han desmontado.
Se espera que con este plan de acción de la OMS se pueda bajar en un 15 % la inactividad física.
Y recuerden que las claves de la actividad física diaria son dos, ajustarse a las circunstancias personales de cada uno para que se pueda hacer y que se repita a menudo.