La Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía "está ultimando para su remisión" el informe que le ha solicitado la Fiscalía del Tribunal Supremo (TS) en el marco de las diligencias informativas abiertas para conocer el estado de "recuperación ambiental" y el nivel de "residuos" en los parajes de la pedanía de Palomares, en Cuevas del Almanzora (Almería), sobre los que cayeron en enero de 1966 dos bombas termonucleares procedentes de un B-52 de EEUU que chocó en pleno vuelo con otra aeronave procedente de la base aérea de Morón (Sevilla).
Así lo ha indicado en declaraciones a los periodistas en Almería el titular autonómico del ramo, José Fiscal, quien ha remarcado que los técnicos del departamento "están trabajando" en el citado informe y que este "se está ultimando para, en el momento en el que esté, enviarlo" al fiscal de sala de Medio Ambiente y Urbanismo, Antonio Vercher.
Fiscal, quien ha declinado avanzar o perfilar el contenido y la línea de lo que se va a comunicar al Ministerio Público, ha señalado que "obviamente" se le dará respuesta a la petición aunque ha matizado que "no es un asunto que especialmente competa" a la administración autonómica al ser "de ámbito estatal".
Cabe recordar que, además de a la Junta de Andalucía, se han solicitado informes al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y al Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) con el fin de conocer qué se ha hecho y se está haciendo por la restauración, así como "la existencia de posibles residuos". Por el momento, el único de los tres organismos que ha dado respuesta al requerimiento ha sido el Ciemat.
Las diligencias informativas incoadas por la Fiscalía con fecha 8 de julio no se dirigen a determinar responsabilidades penales aunque la denuncia de Ecologistas en Acción que dio lugar a su apertura sí solicitaba que se "depurasen" entre los que habrían "permitido la existencia durante medio siglo de un cementerio nuclear al aire libre".
El colectivo conservacionista interesaba, incluso, que se citase al presidente del CNS para que explicase porqué este organismo "no avisó hace cincuenta años del peligro que supone remover tierras contaminadas", así como el porqué de que el Plan de Rehabilitación de Palomares "esté parado desde hace cinco años", y también que se investigase a los miembros de los diferentes gobiernos desde 1966.
La denuncia indicaba que, en 1966, los estadounidenses hicieron "sólo una limpieza publicitaria" y señalaba que, de los nueve kilos de plutonio que cayeron sobre Palomares, "sólo se llevaron a Savannah River (Carolina del Sur, EEUU) un 3 por ciento, lo que se traduce en un total 1.000 metros cúbicos de tierra contaminada". Recordaba, en esta línea, que "ahora el Ciemat reconoce que hay que limpiar 50.000 metros cúbicos más".
Por otro lado, el Gobierno de Estados Unidos se plantea transportar los residuos radiactivos y almacenarlas en el Sitio de Seguridad Nacional de Nevada, según consta en la planificación para 2015 del Departamento de Energía estadounidense.
De este modo, este emplazamiento está "considerando" una evaluación ambiental sobre la cobertura para su almacenaje y posterior transporte de los residuos de baja intensidad de Palomares, hasta el almacén de residuos de Nevada.
Sin embargo, el departamento estadounidense señala que esta propuesta está aún en una "etapa temprana de consideración" y que no se ha tomado aún una determinación formal. Según la planificación estadounidense, el proyecto de traslado y almacenaje oscilaría entre 12 y 24 meses.
El 17 de enero de 1966 una colisión accidental de dos aeronaves estadounidenses en una operación de repostaje en vuelo. Los dos aviones quedaron completamente destruidos y los restos de dos de las cuatro bombas termonucleares que portaba un B-52 que cayeron sobre el litoral y en el mar Mediterráneo en Palomares. Sus restos de plutonio y americio quedaron extendidos en cuatro parcelas que suman unas 20 hectáreas.
Al impactar con el suelo, dos de las bombas deflagraron y parte de su explosivo químico se diseminó. En concreto, quedaron esparcidos buena parte de los 9 kilogramos de combustible nuclear fisionable, en forma de óxidos de plutonio, uranio y americio, fundamentalmente.