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El 'Museo del Dibujo' que homenajea al lápiz y este arte en Vera

Creado por el psicólogo clínico y neuropsicólogo Ignacio Martín Cuadrado, un espacio que recopila casi 400 obras

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El psicólogo clínico y neuropsicólogo Ignacio Martín Cuadrado.

El psicólogo clínico y neuropsicólogo Ignacio Martín Cuadrado.

El psicólogo clínico y neuropsicólogo Ignacio Martín Cuadrado.

Entre lápices de tamaño colosal, árboles pintados de azul y homenajes al arte gráfico, se encuentra, a la entrada del 'Cortijo del Real', el 'Museo del Dibujo' creado por el psicólogo clínico y neuropsicólogo Ignacio Martín Cuadrado, un espacio que recopila casi 400 obras realizadas por él mismo, su familia y diversos autores nacionales.

Premio del IV Curso de Realismo y Figuración impartido por Antonio López en el Museo Casa Ibáñez de Olula del Río (Almería), entre otras distinciones y reconocimientos, este "polifacético" creador ha compaginado su profesión con el dibujo, la pintura ya la poesía, lo que le ha valido el sobrenombre del "poeta del dibujo".

"Siempre he sido un apasionado del arte y, en concreto, del dibujo. Desde muy pequeño me enamoré del lápiz. Lo viví mucho en la familia. Mi abuelo, Juan Cuadrado, era un gran pintor, aparte de un conocido arqueólogo almeriense. Mi madre también era una gran dibujante, que mantuvo mi motivación", explica en una entrevista con Efe.

Aunque en su día optó por la psicología en lugar de por las bellas artes, pintar y dibujar ha sido siempre su "pasión". Comenzó probando acuarelas y óleos, pero en las obras a plumilla con tinta china descubrió un mundo que le apasionaba: El blanco y negro.

Esos dibujos, las fotografías antiguas y los cómics de la época -nació en Murcia en 1954- fortalecieron esa faceta y lo hicieron "enamorarse" del lápiz. "Yo siempre digo que el lápiz es como una varita mágica de dónde puede salir todo. Todo lo que imagines. Y ya no lo he soltado nunca", sostiene.

De esta forma fue creando y recopilando obras. También suyas, ya que muchas se habían vendido a lo largo de los años, sin dejar nunca de lado las de otros autores, algunos de ellos compañeros en su devenir artístico, y otras obtenidas en anticuarios.

Así hasta que un día, trasladado ya al cortijo familia en El Real de Vera, decidió que era hora de trasladar todo lo acumulado en su pequeño estudio a un espacio que pudiera ser visitado. Dicho y hecho, comenzó la rehabilitación de las cuadras, ahora engalanadas con el azul tradicional de la zona, conservando su estructura y elementos más significativos.

Cuenta con varias salas con "mucha magia", la primera dedicada a distintos autores de los siglos XVIII, XIX, XX y XXI, con muestras "más bien realistas, figurativas" y distintas temáticas, y que es la "más histórica de todas". "La siguiente es la mía, con muchas de mis obras, algunos óleos" y sus sempiternos dibujos.

"Sobre todo me gusta el lápiz grafito. El hecho de que con un negro, una gomita y un sacapuntas puedas hacerlo todo, me apasiona", dice, apuntando que predomina en su obra el realismo y la figuración, con paisajes, pequeños detalles de la vida, algunos cuadros tenebrosos y dedicados al misterio y otros de corte social.

Junto a esta sala se encuentra el estudio en el que "realiza el trabajo íntimo del artista" y, cruzando un pequeño patio, se encuentra la "más emocional", la dedicada a su abuelo y su madre, que ocupan dos de las paredes, con una tercera para él, de forma que se unen así "tres generaciones" de artistas.

Sus dibujos ya pueden admirarse en el 'Museo del Dibujo' de Larres, en Huesca, o en la 'Fundación Alió' de Alicante, si bien el espacio museístico que ha impulsado en Vera es de los pocos dedicados en exclusiva al dibujo.

"No he encontrado ninguno más, aparte de en este rincón de Vera, en Almería y Andalucía", añade.

En el futuro, espera que este museo "privado, pequeño y familiar" pueda visitarse de forma selectiva, especialmente por los interesados en este arte.

Que además de didáctico, aplicando sus conocimientos como psicólogo, pueda utilizarse para realizar terapias para, por ejemplo, personas con discapacidad, pero también para que sea posible perfeccionar la técnica de los más profesionales con cursos, jornadas y concursos.

Eso sí, todo ello cuando pase la pandemia que ya ha evitado, por ahora, su inauguración.

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