Andalucía, la de los ríos vivos y brillantes, se seca.
Pero no se seca por un proceso natural de
cambio climático, la seca el egoísmo, la falta de empatía, la secan las instituciones que no son valientes y no son capaces de poner límites a un crecimiento basado en la destrucción.
La sostenibilidad es algo que en los gobiernos andaluces no se ha practicado jamás, me atrevería a decir que a algunos ni les suena.
Lo descomedido y descomunal han sido una constante en las políticas sobre nuestra tierra que nunca han levantado la mirada hacia el futuro, solo miran sus cuentas, que se llenan a costa de vendernos empleos precarios y destruir nuestros ecosistemas.
Nuestra comunidad se seca, los pantanos están bajo mínimos, la agricultura intensiva, los cultivos tropicales (¡tropicales!) en tierras de secano se han multiplicado sin frenos, el turismo salvaje con sus campos de golf verdes rodeados de vegetación amarilla, sus piscinas infinitas…
Nadie ha puesto límites a la especulación, todos han jugado a agotar hasta la última gota.
No nos podemos quedar mirando mientras declaran nuestros embalses muertos, pero esto es como en la violencia machista, no se han muerto, a nuestros embalses los han matado. Y los han matado personas con nombres y apellidos, aquellos que podrían haber decidido cerrar los grifos y racionalizar, ser eficientes, apostar por un modelo agrícola respetuoso con los recursos, por un turismo diversificado, por una economía no dependiente del exterior.
Da igual lo que llueva, se seca y por tanto, se quema.
El incendio forestal de Sierra Bermeja nos ha ilustrado muy bien lo que supone encontrarnos
en medio de una emergencia climática, porque no nos confundamos, ya no hablamos de ello como un futurible, hablamos de que nuestro presente ya está en crisis.
Ese incendio de sexta generación, que ninguno habíamos vivido antes, nos muestra lo indomable que es la naturaleza cuando la has maltratado, que no hay tecnología capaz de enfrentarse a ella.
De hecho, sin la lluvia, la extinción habría sido una tarea muchísimo más complicada.
Este incendio, al igual que la sequía, también tiene responsables, cuando no se gastan los fondos contra incendios forestales, cuando no se invierta en Agentes de Medio Ambiente o cuando no se la protege como Parque Nacional.
También escuchamos al alcalde de Genalguacil denunciar que se podría haber evitado esa catástrofe, pero el abandono de nuestro monte andaluz y de lo rural ha sido una constante en todos los gobiernos autonómicos y estatales que se han venido sucediendo.
Es por todo esto por lo que necesitamos valentía, necesitamos dar un paso al frente para no quedarnos atrás, Andalucía ya sufre de una manera más crítica
los efectos del calentamiento global.
Desde el sur peninsular miramos a
la COP de Glasgow, necesitamos ver un poquito de luz, esperamos que los países partes arrimen el hombro, que seamos generosos, que hagamos equipo, que pongamos en el centro la importancia de lo común.
No hay nada más común que nuestro planeta, el que nos sostiene.
El mundo empieza a dividirse entre los que miramos de frente la situación y buscamos soluciones mediante la planificación y prevención y los que prefieren quedarse gastando el último barril de petróleo.
De esta COP26, desde
Verdes Equo Andalucía esperamos valentía, esperamos planes concretos, planes financiados, planes para que las personas no tengan que migrar por motivos climáticos, planes para apostar de una vez por todas por lo verde, por una
transición ecológica justa, que no es ni más ni menos que superemos esta situación sin dejar a nadie atrás, sin que las personas vulnerables sean las que más padezcan sus efectos.
Andaluces pedid justicia a la COP26.
Que Andalucía no se seque, que Andalucía no se queme, que Andalucía no se desangre frente a la inacción climática.
Mar González, coportavoz de Verdes Equo Andalucía.