Pues, a pesar de Canales, a pesar de ese rubio que aspira a serlo todo en el mundo del fútbol, pero que aún es nada, el Xerez tiene que ganar este partido. Y tiene que hacerlo desde el minuto uno. Con un afición que no sólo debe color a las gradas de Chapín, sino calor. La afición, para mí la mejor afición de España, ya sabe que desde las gradas se han ganado muchas batallas. Ahora se trata de ganar la guerra. Porque de una guerra se trata cuando un equipo como el Xerez, que viene desde donde sólo había pánico y terror, va avanzando poco a poco, cortándole terreno al rival e intentando llegar a esa zona que llaman de la gloria del fútbol como es la que marca la continuidad en la Primera División. Para ganar la guerra hace falta que todos estén concentrados en su papel. Los unos animando sin cesar, presionando desde las gradas, y los otros sabiendo lo que tienen que hacer en cada momento sobre el terreno de juego. Templando los nervios, que este equipo ya sabe lo que es estar sometido a presiones grandes y en circunstancias institucionales peores que las actuales, y acertando a la hora de gestionar los tiempos del partido.
Un partido que hay que ganar para seguir avanzando, que tiempo habrá de analizar que Francis no se merece estar hoy en la grada, o qué diantres pasa de puertas hacia dentro de la sede social, o de cómo se va a tratar el tema de la duplicidad de cargos o por qué Morales sigue en el Xerez...,pero lo que hoy importa es ganar.
