Y es en este preámbulo en el que hay que situar The blind side, la película que se estrena hoy en nuestros cines -con un considerable retraso, por cierto- y por la que Sandra Bullock obtuvo este pasado invierno el Oscar a la mejor actriz. Basada en hechos reales, narra la historia de Michael Oher, un joven afroamericano sin hogar que encuentra ayuda y cobijo en una familia blanca, dispuesta a prestarle el apoyo necesario para que pueda desarrollar todo su potencial, tanto para triunfar como jugador de fútbol americano, como en la vida. Por su parte Oher también influirá en la vida de los miembros de la familia Touhy, que atravesarán también por experiencias de descubrimiento personal.
Todo muy americano, todo muy Hollywood, todo muy de sobremesa: el joven marginado, una madre comprometida, el afán personal de superación, la competitividad en el deporte como símbolo, la lágrima fácil... Elementos argumentales que no han impedido a Sandra Bullock alzarse con la preciada estatuilla después de unos años erráticos en los que los productos y la imagen que daba de sí misma en ellos habían devaluado su propio carisma.
Pese a todo, hay en ese recorrido de estos últimos años una película clave que no sé si a ella la habrá ayudado a replantearse la forma en la que iba a ser recordada en el futuro, pero que a nosotros nos ha servido para mirarla con otros ojos desde entonces. La película es Crash, en la que interpretaba uno de los muchos papeles secundarios del gran filme coral de Paul Haggis. La esposa acomodada, caprichosa y celosa, que descubre el valor del afecto en su asistenta sudamericana, nos descubría a una actriz diferente, interesante y con capacidad de atraer nuestra atención más allá de la risa fácil de sus débiles comedias.
Es en esa línea en la que hay que acercarse a The blind side, sin olvidar otro nombre propio de la película, el de John Lee Hancock, hasta ahora mejor guionista que director, pero que parece ha sabido tensar las posibilidades de la historia al eludir los terrenos tan formales como trillados del melodrama televisivo -Hancock, no lo olvidemos, es el autor de dos guiones convertidos en películas excepcionales por Clint Eastwood, Un mundo perfecto y Medianoche en el jardín del bien y del mal-.
The blind side sospecho que caerá más pronto que tarde en el olvido, aunque eseperemos que satisfaga el reencuentro con la Sandra Bullock de Crash.