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Sábado 20/04/2024  

Todos al infierno

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Hacía un terrible calor, el levante rugía como saliendo del vientre de la tierra y los pies nos dolían con punzadas agudas que tenían vida propia, por la larga marcha. Nos recibió la música de un coro de Gospel, que entonaba como las sirenas de Ulises y que nos contagió con su buen ritmo, modulándose en un crescendo que terminó con la mitad del grupo contoneándose con las voces más negras y el resto a lo nuestro, de llegar a la fiesta.


 Dentro de la cueva, donde se suponía que estaba el cotarro, todo era luz, tanto, que casi no vimos nada en un buen rato, contagiados nuestros ojos de la oscuridad con la que habíamos vivido. Luego, como en un improvisado nacimiento, reconocimos a los pensadores proscritos, en corrillos formados en las ágoras, con Aristóteles y Platón , presidiéndolo todo y como no , Spinoza y Engels, Marx y Einstein, en encendidas charlas , que aceleraron nuestros pasos y envalentonaron nuestras almas presas. Nosotros – los de Cádiz-queríamos juerga y sabíamos donde hallarlas, porque la voz de Camarón y los sones de la guitarra de Jimi Hendrix no dejaban lugar a dudas, ya estábamos en medio de toda la bulla.
 
¡La de gente que había por allí!, lo que es hacerlo todo de gorra y por cuenta de la casa. No tengo que contar que aparecieron –como el que no quiere la cosa- todos los de los carnavales y las mujeres más guapas y los más adinerados, los camellos, los esnifadores de lo que sea , los pulleros y los sacapullas, y la cosa se estaba poniendo más que interesante, pero me dolía tanto la cabeza y la gente se agolpaba de tal forma , que decidí ir a hasta un jardín tropical ,donde la noche se veía placida y tranquila y los sones de la música y la charla se atenuaban, para irse confundiendo con los trinos apagados de los pájaros. –Qué buena noche hace ¿verdad?-dijo una voz aterciopelada y masculina, a mis espaldas Volviéndome , descubrí , a la mujer más hermosa que jamás hubieran visto mis ojos, cosa que allí era muy difícil, porque los colores, las razas y los mestizajes, daban lugar a bellezas en cualquier género animal o humano -¿Estamos donde yo pienso?-le contesté como los gallegos Y ella por toda respuesta, me señaló a un grupo que acababa de llegar y que llevaba en andas a un jovencísimo Saramago, lúcido y alegre, como en su adolescencia -Es un recién llegado-me dijo en plan confidencia- ya sabes, aquí, se trata como Dioses a los ateos Estuve a punto de preguntar muchas cosas, pero vi a Marilyn y la seguí como loca , porque siempre quise saber la causa real de su muerte, chocándome en mi carrera con con Ava Gadner y Sinatra, que se daban el lote junto a un jazmín florido y con un enchaquetado Freud , que se miraba a un espejo tridimensional, mientras un mono pequeño le imitaba .

Creo que me perdí y caí por un pedregal, dando vueltas y más vueltas como Alicia, lo peor del caso es que desperté- en mi cama- con los ronquidos de mi pareja, desentumeciéndome las redecillas del sueño y sin saber porqué me dolía tanto la cabeza, tarareando una cancioncilla de Gospel de la que no recordaba el total, porque el inglés definitivamente no era lo mío, pero sí el estribillo que acompasado , como un tango de carnaval , decía” sex, sex, sex”…y así una y otra vez. Y me dio un coraje, que para qué, hasta que recordé que la mujer con voz masculina , como Bárbara Rey, me despidió con un …”Ya nos veremos Ana, cuando menos lo esperes, que hay aquí mucho por lo que soñar y esperar, que , al fin y al cabo , solo se es Dios en el infierno, si has sido –durante toda tu vida-un buen ateo”

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