Directoras como Braulia Román recordaban hace unos días que “siempre hemos tenido un vigilante del comedor”, figura de la que este año ha decido prescindir la Junta de Andalucía. “La falta de este empleado supone que, en vez de conciliar la vida familiar y laboral de las familias, les pongamos más trabas, ya que un niño que entra en el turno del comedor a las dos tendrá que esperar hasta el siguiente (que no termina hasta las cuatro de la tarde) para poder ser recogido por sus padres”, ya que el centro tiene que tener las puertas cerradas ante la falta de personal.
Algunos centros han tenido suerte al contar con algún profesor extra, pero la mayoría recuerda que, “ahora, los monitores tienen que multiplicarse”, como comentan en el colegio San Juan de Dios. Asimismo, la presidenta de la Federación Local de Madres y Padres de Alumnos (Flampa), Rosa Saborido, añade que “hasta nosotros ha llegado el malestar por parte tanto de los centros como por parte de las propias familias y es que los monitores del comedor no pueden estar en todo. ¿Qué ocurriría si se escapase algún niño?” Por su parte, la Delegación Provincial de Educación incide en que no existe una normativa que refleje esta figura, siendo los propios directores los encargados de ajustar los horarios del vigilante, unos horarios que la Administración no puede poner a la carta.