Esta fecha, además de ser muy significativa, es ocasión para reunir a familiares, amigos y, en muchas familias, ya incluso se convierte en costumbre. “El día de todos los Santos solemos reunirnos las hermanas, porque una vive en Chiclana, pero este día nos reunimos todas y solemos pasarlo juntas”, decía una vecina de Jerez. Para otros, en cambio, el día 1 es como cualquier otro día que se acude a visitar a los que ya fallecieron. “Solemos venir cada semana o cada dos semanas para ver si todo está bien y para cambiar las flores”.
Rosas, margaritas, gladiolos y un sin fin de variedades florales inundaban ayer las tumbas del cementerio de nuestro municipio. “Sobre todo se llevan claveles y flores sueltas. Lo que menos suele comprar la gente son ramos ya preparados porque son más caros”, explicaba una de las vendedoras de flores a la entrada del cementerio. Y es que según comentaba, la crisis parece haber hecho mella y, en relación al año pasado, la venta ha descendido considerablemente.
Sin embargo, el Camposanto jerezano estaba inundado, y se veían distintos tipos de variedades allí por donde se paseara. Y es que muchos de los ciudadanos acuden ya al cementerio con flores de casa.
Algunos, incluso, derrochan originalidad, ya que ellos mismos son los que elaboraban los arreglos florales que posteriormente decorarán las tumbas. “Mi padre, que falleció hace ahora 10 años, enseñó a mi hermana y a mi hermano a hacer las coronas de flores, y ahora nosotras compramos las macetas y las flores aparte y las traemos ya hechas de casa”, indicaba una de las vecinas de Jerez.
En relación a las flores, los jerezanos prefieren las naturales y suelen decorar los nichos y lápidas con las típicas del tiempo. Aún así, también suelen verse algunas de plástico u otras especies más duraderas para que no se echen a perder o se sequen. “En verano normalmente solemos poner flores de plástico, porque con el calor que hace cuando llegas al cementerio ya están todas las flores secas y tal como las trajiste te las tienes que volver a llevar”.
En el día de ayer, también era habitual encontrar a familiares limpiando las tumbas con cubos, fregonas, escobas e incluso pintando las lápidas. “Una vez al año, al menos, pintamos para que esté mejor, y normalmente venimos cuando podemos a limpiar y a quitar un poco el polvo”.
Otros vecinos indicaron que “antes estaba la cosa más limpia, especialmente, los espacios entre las lápidas y que aunque no pintaban pero se notaba que estaba todo mucho más cuidado”. Ahora, la limpieza de los lugares en el que descansan los que ya se fueron depende “sólo y exclusivamente de los familiares y amigos que venimos a estar un poco con ellos”.
Según agentes de la Policía Local, la afluencia de jerezanos fue bastante, aunque la jornada de la mañana transcurrió con normalidad. Por la tarde, cuentan, que el flujo suele disminuir.
Asimismo, explican que no está habiendo problemas de aparcamiento porque todo está muy bien organizado. “Hay personas, sobre todo gente más mayor, que como vienen cargados con los cubos y las flores, vienen hasta la puerta, descargan y ya luego se van a aparcar el coche y no tienen ningún tipo de problema”.
Además, cabe destacar el día soleado de la jornada de ayer, que propició la visita al cementerio. Cabe destacar, que hasta el Campo Santo jerezano no se acercaron única y exclusivamente personas mayores, sino que personas de diferentes edades, sobre todo jóvenes, quisieron recordar a sus seres más queridos. Era frecuente encontrarse a niños poniendo ramilletes de flores en algunos tumbas e incluso a jóvenes paseando en busca de algún familiar o amigo.
Del mismo modo, y tal como comentó una señora, “suele venir gente de todas las edades y aunque sea una costumbre un poco más antigua, pero la verdad es que se sigue conservando. Lo que sí es verdad es que ya cada vez se incinera más gente, por lo que es menos frecuente venir al cementerio, aunque también hay personas que dejan sus cenizas aquí”. Y es que cada vez más personas no acuden al cementerio, sino que prefieren desplazarse hasta aquellos lugares en las que las cenizas fueron depositadas y que, sin duda, fueron relevantes para los que ya no están.
Un día especial para todas aquellas personas a las que se les ha ido alguien querido y, sobre todo, una jornada en la que reunirse en familia y compartir vivencias, momentos y recuerdos.