Un parón que en realidad fue un mínimo crecimiento trimestral, de tan sólo dos centésimas del Producto Interior Bruto, mientras que este volvió a crecer en términos interanuales –un 0,2%– tras dos años cayendo.
El empleo, por su parte, siguió retrocediendo, un 1,7%, lo que equivale a la destrucción de 295.000 puestos de trabajo a tiempo completo en un año.
Los datos de la contabilidad nacional publicados ayer por Estadística muestran que el gasto de los hogares dio un giro en verano, y volvió a caer en términos trimestrales, el 1,1%, después de tres trimestres subiendo, mientras que se desaceleró su crecimiento en un año, hasta el 1,4%.
El INE atribuye la caída del consumo a la subida del IVA, que hizo que se adelantaran las compras al trimestre anterior, y a la desaparición de las ayudas a la compra de coches, que ha hecho caer las matriculaciones un 25% después de tres trimestres de fuerte crecimiento. A estos dos factores se une el de la continuada reducción de la remuneración de los asalariados, el principal ingreso de las familias, que también ha frenado el consumo.
Tampoco ayudó el otro componente de la demanda interna, la inversión, que se redujo el 3% en el tercer trimestre y acumula todavía una caída del 7% en un año. Sigue siendo muy elevada la caída de la inversión en construcción, del 11,6%, y la destinada a bienes de equipo se modera al crecer el 2,4%, en consonancia con la atonía de la industria.
