Las partes volvieron a reunirse, tras las negociaciones del fin de semana, con la intención de cerrar un acuerdo, que aún no llega.
Las negociaciones entre el Gobierno y los agentes sociales para reformar las pensiones y alcanzar un pacto que vaya más allá de esa reforma continuaron ayer sin llegar a un acuerdo, en una jornada en la que el Ejecutivo ha insistido en que habrá que cotizar 41 años para jubilarse a los 65.
Las partes volvieron a reunirse, tras las negociaciones del fin de semana, con la intención de cerrar un acuerdo antes de que el Congreso de los Diputados debata y vote esta tarde las recomendaciones del Pacto de Toledo sobre la reforma de pensiones, pero con la intención de seguir si no es posible acabar para entonces.
Aunque en un principio los sindicatos se habían fijado como límite el día de hoy, ahora todas las partes apuestan por seguir hasta el próximo viernes.
El Consejo de Ministros aprobará ese día el anteproyecto de ley de la reforma de las pensiones, que también prevé elevar en dos años –hasta los 37– los que se necesitarán para cobrar el cien por cien de una pensión contributiva.
Según han indicado a Efe fuentes cercanas a la negociación, se van a apurar los contactos para intentar llegar a un consenso antes de la votación de las recomendaciones del Pacto de Toledo. No obstante, las mismas fuentes consideran que, si no es posible, no hay por qué parar la negociación, que puede continuar hasta el Consejo de Ministros del viernes.
Esto es lo que defendió ayer el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, quien aseguró que “no es imprescindible” que la negociación termine el día de hoy con la votación en el Parlamento.
De acuerdo con el ministro, el “ánimo” del Gobierno es acercar las posturas distantes que todavía existen, por lo que la previsión es “intensificar” las reuniones durante esta semana.
Más optimista sobre la posibilidad de un acuerdo se ha expresado el presidente de la patronal de las pymes (Cepyme), Jesús Terciado, quien considera que la negociación “ha ido en positivo”.
Esto ha sido posible porque los sindicatos han retirado su amenaza de una nueva huelga contra la reforma de las pensiones.