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Lo que no puede ser, no puede ser

Septiembre es el regreso, el reinicio y la incorporación

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  • Lo que no puede ser, no puede ser. -

Septiembre es el regreso, el reinicio y la incorporación. El reencuentro. El fin de las vacaciones y la vuelta al cole de los pequeños.

El volver a empezar. Comienzo el curso académico,  la liga, el año agrícola la temporada televisiva y el curso judicial. Precisamente en los juzgados se reactiva la maquinaria de la justicia escasa de medios, lenta y muchas veces injusta.

En este Jaén que tiene sus sedes judiciales esturreadas de aquí para allá, con frecuencia suceden episodios hilarantes. Quizás ayude que Jaén en sí misma sea una ciudad especialmente "sui generis". Si tuviéramos la Ciudad de la Justicia que seguimos sin tener, donde todo un edificio pudiera concentrar la vida diaria de los operadores jurídicos y la Justicia “según Jaén”, posiblemente aquello se asemejaría al célebre 13, Rue del Percebe del inolvidable Ibáñez.


Precisamente en una de esas sedes judiciales esturreadas por Jaén que por su ubicación tiene la paradójica situación de tener que salir del edificio para darle una vuelta entera hasta entrar al mismo por otra puerta, ocurrió en estos primeros días que llevamos de curso judicial algo que define – de una forma  u otra- la forma de ser de esta ciudad.

Porque Jaén no es una gran metrópoli plagada de rascacielos y avenidas kilométricas donde la vida se convierte en un hervidero de gente que te impide conocer al detalle la ciudad que habitas. Al contrario, por su tamaño y por su esencia esta ciudad es manejable aunque sea cuesta arriba, cuesta abajo. Y perfectamente reconocible.

Por eso cuando se responde a una citación judicial, si se acude dispuesto a no decir la verdad porque es un derecho reconocido, lo mínimo es tomar certeza de aquello que se dice y queda grabado en el sistema Arconte. 

A un investigado días atrás su pollarguera lo puso en evidencia. Una tras otra fue relatando sus verdades, para defenderse de aquello de lo que se le acusaba, en un Jaén imposible y que en parte ya no existe.

No es que se “cuajase” – como aquí suele decirse- las cosas al vuelo. Sencillamente relató lo inverosímil  teniendo como escenario el mismo Jaén que habitan todas las partes que estaban presentes en el acto del juicio. Le faltó decir que iba montado en el tranvía subiendo por el Paseo de la Estación en el momento de los hechos para seguir negando la mayor de aquello que él sostenía que era imposible.

 

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