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El plazo se agota: Juanma y Conchi pasan a 'okupar' su hogar tras 30 años de alquiler

Hoy se cumple el plazo de desalojo, pero esta pareja de La Viña se niega a entregar las llaves de su hogar. Pagarán, igualmente como hasta ahora, el alquiler

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Hoy se agota el plazo para que Juanma y Conchi, vecinos del barrio de La Viña, entreguen las llaves de la que ha sido su casa durante más de tres décadas. Hace más de un mes, recibieron la notificación: el contrato de alquiler llegaba a su fin el 30 de septiembre. El motivo, la supuesta construcción de viviendas turísticas en el inmueble que les ha cobijado gran parte de su vida.

La pareja, que siempre ha cumplido puntualmente con el pago del alquiler, se enfrenta ahora a una encrucijada que jamás imaginaron. Con la incertidumbre de una orden de desahucio que podría llegar en cualquier momento, han tomado una decisión desesperada, pero firme: no entregarán las llaves. Han optado por "okupar legalmente" la vivienda, manteniendo su compromiso de seguir abonando el alquiler mensual, tal como lo han hecho durante los últimos treinta años, hasta que alguien les brinde una solución real. "Hasta que no me den una solución, de aquí no me muevo", sentencia Conchi con firmeza. "¡Basta ya! Nos están echando de nuestras casas. ¡Basta ya de especular con nuestras viviendas y nuestros hogares!"

El 10 de septiembre, tras una reunión, Asuntos Sociales y el Ayuntamiento de Cádiz se comprometieron a ayudarles y a encontrar una solución a su situación. Sin embargo, sus promesas se han quedado en meras palabras, y hasta ahora no han recibido ninguna respuesta que les ofrezca claridad sobre su futuro. Mientras tanto, la búsqueda de un nuevo hogar ha sido en vano: nadie quiere alquilarles, y los precios del mercado están fuera de su alcance.

"Lo que he encontrado son dos o tres opciones, y a 850 euros por una habitación. Y en un zulo. Yo no voy a meterme en un zulo. Quiero una casa normal, decente, para vivir. Como la mía", explica Conchi, quien se niega a aceptar las condiciones indignas que el mercado les ofrece. "De nada sirve que digamos que nos avala Asuntos Sociales. Cuando lo mencionamos, nos dicen que tardan en pagar, aunque lo hagan, y es que hay mucha gente en la misma situación", comenta Juanma, su pareja.

Atrapados entre promesas incumplidas y la inminente amenaza de perder su hogar, la incertidumbre crece cada día, y la desesperación se refleja en las palabras de Conchi. "Me piden tiempo. ¿Qué tiempo? Hoy se supone que tengo que entregar la llave. A partir de hoy nos puede llegar en cualquier momento la carta del juzgado. ¿Cómo se puede vivir así, con esa tortura mental?". Su voz está cargada de agotamiento ante la angustiosa espera que parece no tener fin.

"Pablo Otero se comprometió y nos dio su palabra de que nos iban a ayudar", lamenta Conchi, junto a su pareja. "Sí, es cierto que llamó al abogado de la Cámara y nos dijeron que estamos en la primera lista, que en cuanto salga algo nos avisarán. Pero ha pasado más de un mes, y el contrato ya ha terminado. ¿Qué están esperando? ¿Que dentro de poco venga la policía y nos saque a los dos a la calle, con los muebles y todo, y que me dé un infarto, o que le dé a él? Juanma está a punto de operarse del corazón. Ambos estamos tomando pastillas. ¿Eso esperan? ¿Como ocurre cada día en Cádiz? Bueno, en Cádiz y en el resto de España. ¿Eso es lo que están esperando? No podemos seguir así. Por favor, gaditanos, despertad. Hoy soy yo, pero mañana puedes ser tú, tu familia, un amigo, un vecino o tu abuelo".

Juanma, por su parte, añade con frustración: "Si no es de esa forma, no hacen nada. Muchas palabras, pero pocas soluciones." Ambos se sienten atrapados en un círculo de promesas incumplidas, donde las respuestas nunca llegan.

En estos momentos, en la fachada, los obreros trabajan contrarreloj para conseguir la ITE, un requisito necesario para poder vender la finca, según explican.

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