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El pobrecito hablador

De tapones y leyes

Soy capaz, créanme, de beber de una botella de agua sin echármela por lo alto ni sacarme un ojo con el tapón

Publicado: 17/10/2024 ·
09:31
· Actualizado: 17/10/2024 · 09:34
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  • Mariano Rajoy. -
Autor

Francisco Palacios

Palacios es matemático y programador. Publicó su único libro hace ya unos años y sigue siendo el autor más leído de su calle

El pobrecito hablador

Escribo sobre lo que me gusta, pero sobre todo sobre lo que me disgusta, como un grito desesperado para no ganarme una úlcera

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Ya nos conocemos de hace un montón de años y, quiera que no, van conociendo partes de mi persona como si fuese su vecino de puerta con puerta. Tampoco es que seamos íntimos, pero, por lo menos, hablamos del tiempo en el ascensor.

Por eso, ya sabrán que no soy precisamente un tipo excesivamente mañoso. Para mí, la diferencia entre colgar un cuadro y la necesidad de pedir licencia de obra menor es imperceptible. Pero esa torpeza intrínseca que me impide desenvolverme con soltura con un taladro en las manos no me impide realizar las tareas normales y cotidianas sin la más mínima dificultad.

Soy capaz, créanme, de beber de una botella de agua sin echármela por lo alto ni sacarme un ojo con el tapón. Que, a lo mejor, la primera vez le di unas cuantas vueltas a la botella, pero con eso fue suficiente. De la misma manera, entiendo que, cuando vas a firmar algo o a votarlo, uno debe leerse los papeles, que si no luego te aparecen cláusulas abusivas y otras lindezas propias de gente emprendedora, proveniente de la cultura del esfuerzo.

Por eso, me cuesta entender cómo dos partidos políticos, con sus respectivos órganos de gobierno, diputados, asesores y gabinetes jurídicos, sean incapaces de entender una ley antes de votarla. No me entra en la cabeza que, ni durante la ponencia, la comisión y, posteriormente el pleno, no hayan encontrado el más mínimo pelo sobre el que quejarse, protestar y enmendar. Nada, ni una coma. No se crean que era un texto largo e inabarcable para un humano. 9 páginas. Para colmo, en comisión, los genoveses se quejaban de que se había tardado mucho en su aplicación.

Se me antojan diferentes soluciones a semejante misterio. La primera, es que sus señorías son tan inútiles como la primera rebanada de un pan de molde,o como el cenicero de una Vespa, bloqueados ante un puzzle de dos piezas. La otra, que lo de madrugar, hacer su trabajo y leerse los papeles es cosa de currantes del pueblo llano. 

Al final, volvimos a lo de siempre. La derecha sacó su argumento preferido, el de los muertos, ensuciando con la basura de costumbre su infinita estupidez y torpeza.

A Pedro Sánchez habría que echarle una pequeña bronca, por aprovecharse de lo cortitos que son en la oposición. Si no saben beber de una botella, cómo van a saber votar.

 

 

 

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