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Los dos marineros barbateños fallecidos en el Domenech de Varo regresarán por fin a casa

Han tenido que pasar cincuenta años pero la prueba de ADN los ha identificado entre los cinco cuerpos que yacían en nichos sin nombre en Lanzarote

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Tomás Ladrón de Guevara y José Antonio López

Tomás Ladrón de Guevara

José Antonio López Gallardo

Imagen del pesquero

“Es una mezcla de sentimientos… estamos nerviosos, tristes pero también sentimos alegría y alivio”. Con estas palabras la barbateña Ana Ladrón de Guevara describe cómo se siente tras recibir la notificación de que su padre, Tomás Ladrón de Guevara y su primo, José Antonio López, los dos marineros que perdieron la vida tras el naufragio del pesquero Domenech de Varo en 1973 en aguas de Lanzarote, forman parte de los cuerpos que llevaban cincuenta años enterrados en nichos sin nombres en el cementerio de San Román, en Arrecife.

Es una mezcla de sentimientos… estamos nerviosos, tristes pero también sentimos alegría y alivio

José Antonio López Gallardo

Tomás Ladrón de Guevara

Las pruebas de ADN así lo confirman y con ello se cierra una herida de medio siglo en el que los familiares de los marineros fallecidos en el naufragio desconocían el paradero de los cuerpos, lo que les impedía darles sepultura y un entierro “como es debido”. Una puerta abierta a un dolor que ahora comienza por fin a cerrarse.

Los familiares de Tomás Ladrón de Guevara y de José Antonio López viajarán este domingo hasta la isla para recoger los restos mortales de ambos marineros y, tras ser incinerados, traérselos de vuelta a la península. Tomás Ladrón de Guevara recibirá sepultura en Benidorm, donde reside su hija Ana… “Le vamos a enterrar junto a mi madre, su mujer y le daremos por fin un último adiós que llevamos décadas esperando”. Los restos de José Antonio López, su primo, serán enviados hasta Barbate donde reside aún su familia y donde recibirá sepultura.

De los cinco marineros que permanecían en los nichos sin nombres, tres ya han sido identificados, el de los dos vecinos de Barbate y otro de Sanlúcar.

Y es que han pasado más de cincuenta años desde que el pesquero 'Domenech de Varo' naufragase en aguas próximas a Lanzarote tras partir de El Puerto de Santa María, en Cádiz, para faenar en el norte de África, lo que le costó la vida a diez marineros gaditanos.

Décadas más tarde y después de muchos trámites administrativos y judiciales, la Asociación de Familiares y Amigos de las Víctimas del Naufragio del Buque Domenech de Varo logró que se abriesen los cinco nichos sin nombre del cementerio de San Román, en Arrecife, donde se enterraron a los cinco de los marineros que perecieron en esa tragedia y que fueron recogidos del mar sin informar a sus familias.

La barbateña Ana Ladrón de Guevara forma parte de la citada asociación… y es que aquel pesquero se llevó la vida de su padre, Tomás Ladrón de Guevara, cuando ella apenas contaba con siete años de edad y él, redero de profesión, 43 años. También fallecía en ese naufragio su primo hermano, José Antonio, un joven de 23 años y que era la primera que se embarcada en el Domenech de Varo… para Tomás era su segunda travesía en el pesquero.

Ambos formaban parte de los cuerpos que siguen sin ser identificados, por lo que había dos opciones, que estuvieran en los nichos o que fuesen alguno de los dos cuerpos que jamás fueron rescatados… Finalmente y para alivio y alegría de sus familiares, formaban parte del primer grupo tal y como se comprobado tras las pruebas de ADN… “La esperanza sigue ahí, jamás la perderemos, al igual que la fe”, nos contaba Ana que actualmente vive en Benidorm. Aún así, cualquiera de las dos opciones le hubiese ofrecido una respuesta y “nos quitaría la duda que lleva viva más de  cincuenta años”.

Durante cinco décadas, siete de estas familias -de los diez muertos solo se pudieron identificar tres gracias a los dos supervivientes de la tragedia- han creído que el mar se había tragado a sus allegados. Pero hace poco más de año y medio, descubrieron que cinco de los marineros fueron rescatados y enterrados en esos nichos sin nombre.

En todo este tiempo, no tuvieron lugar al que llevar flores y recordar a los suyos. Pero eso cambió hace escasas semanas como comentaba el hijo de uno de los marineros que perecieron, José Manuel Pose.

“Serán dos exhumaciones, una primera que ya se hizo, es decir abrir las tumbas de los cinco marineros sin identificar y obtener las muestras para poder contrastar el ADN con los familiares e identificarlos a todos. Una vez se logre la identificación, se procederá a la segunda exhumación (este domingo) en la que ya entregarán los restos de nuestros familiares”, explicaba.

Tras las tareas en el laboratorio de genética, al menos tres de estas familias ya saben qué pasó realmente con sus allegados.

Los técnicos extrajeron de los féretros los huesos más largos y molares, que son las piezas cadavéricas que más fácilmente podían arrojar resultados concluyentes en las pruebas de ADN que se practicarán.

Para realizar este proceso de exhumación de los restos enterrados en San Román y su posterior identificación, las familias han necesitado unos 15.000 euros, que en gran medida han sido sufragados por instituciones públicas de Andalucía como la Dirección General de Pesca de la Junta, la Diputación de Cádiz o el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda, así como por la Fundación Unicaja.

Con todos ellos, José Manuel Pose se ha mostrado muy agradecido. Si no hubiera sido por su ayuda, la asociación que preside no habría podido llevar a cabo este proceso.

Pose también ha dado las gracias a las instituciones canarias por haber tratado de facilitarles al máximo sus investigaciones a pie de isla, tanto desde el Ayuntamiento de Arrecife, como del archivo municipal y el naval nacional que se encuentra en Las Palmas de Gran Canaria.

“Nos hacía falta una colaboración por parte de los organismos en las islas, y la hemos encontrado al 120 % desde el primer día que llegamos”, aseguraba el presidente de la asociación.

Un día de "gran felicidad" para cerrar la página

Ahora estas familias podrán cerrar una página negra. Cincuenta y un años después de la tragedia. Todos han creído hasta la fecha que no podrían tener un lugar al que honrar la memoria de sus allegados.

Y es que efectivamente, la tristeza también está presente al saber que su familiar se encontraba todo este tiempo en un nicho sin nombre de un cementerio de la capital lanzaroteña, isla a la que llegaron en busca de ayuda y que terminó convirtiéndose en el último lugar de la tierra que verían.

 “La puerta de mi tía estuvo tres meses abierta día y noche… esperando a que regresaran”. A que regresaran los dos marineros de Barbate que iban a bordo del barco pesquero Domenech de Varo, tal y como recordaba Ana.

Tras la tragedia, el oscurantismo y la falta de información dejaron a los familiares en un limbo del que aún hoy han podido salir a pesar de recorrer un camino repleto de silencios y secretos que con el tiempo, poco a poco, se les ha ido desvelando.

Los cadáveres que fueron localizados pero no identificados fueron enterrados en unos nichos sin nombres, solo acompañados por la frialdad de unos números 70, 72, 73, 75 y 76 que aún despertaban la curiosidad de quienes visitaban el cementerio de Arrecife, en Lanzarote.

Cinco cuerpos, cinco números, a los que nadie puso nombre porque los dos supervivientes, tras identificar a tres de sus compañeros, regresaron a la península mientras la mar seguía arrojando a la orilla las víctimas de una tragedia que sólo por el afán y esfuerzo de los familiares, ha logrado vencer la batalla contra el olvido.

Entre los tripulantes había vecinos de Cádiz, de El Puerto, de Sanlúcar y de Barbate. Los familiares de las víctimas estuvieron décadas sumidos en un duelo abierto, sin saber qué fue de sus padres, de sus primos, de sus esposos, de sus amigos, de sus hermanos… Hasta que el tiempo fue destapando pequeños detalles, desvelando verdades que se habían ocultado, historias que se negaban a irse… y así decidieron, estos familiares, unirse, conocerse, hablarse y luchar de forma conjunta para cerrar el episodio más duro de sus vidas, para colocar las últimas piezas de un rompecabezas que parecía imposible de terminar. Y en marzo de 2023 se constituye la Asociación de Familiares y  Amigos de las Víctimas del Naufragio del Buque Domenech de Varó, con “la finalidad de llevar a cabo los trámites necesarios para la identificación de los restos de los marineros recuperados y enterrados sin identificar en el cementerio de San Román de Arrecife”. La asociación está presidida por José Manuel Pose, hijo de Julio Pose, fallecido aquel 6 de febrero.

Imagen del pesquero

Tal y como nos explican, llevaban más de un año “trabajando duro, recabando ayuda de distintas entidades y administraciones para poder sufragar el coste de las exhumaciones y realización de pruebas de ADN”.   Un trabajo centrado en dos vías, la burocrática y la económica.

Ahora sus esfuerzos han dado sus frutos. La barbateña Ana Ladrón de Guevara forma parte de la citada asociación… y es que aquel pesquero se llevó la vida de su padre, Tomás Ladrón de Guevara, cuando ella apenas contaba con siete años de edad y él, redero de profesión, 43 años. También fallecía en ese naufragio su primo hermano, José Antonio López Gallardo, un joven de 23 años y que era la primera que se embarcada en el Domenech de Varo… para Tomás era su segunda travesía en el pesquero. Junto a ella también llevan años luchando contra ese olvido y por la memoria de estos marineros Manuel y Juan López Gallardo, hermanos de José Antonio.

Su madre “murió con esa pena de no saber dónde estaba su marido, mi padre… por eso si su cuerpo está en uno de esos nichos, la intención es traerlo y enterrarlo junto a ella”.

Son más de cincuenta años “con una espinita clavada, con días en los que se llora y se llora… en mi caso no puedo ver un barco o imágenes de un pesquero porque me puede la pena y el dolor”.

Los familiares tras aportar sus ADN han estado un tiempo esperando a que coincidan con alguno de los cuerpos exhumados… “pero han tenido que pasar 52 años porque nadie se hizo cargo de lo que pasó, no es justo. Nadie nos explicó qué ocurrió, qué fue de nuestros familiares, nadie nos informó… lo hemos tenido que ir descubriendo poco a poco, a través incluso de casualidades como cuando uno de los hijos le hizo un homenaje a su padre y fue recogido por la prensa… tras leerlo me puse en contacto con él al igual que hicieron otros familiares…”. También ayudó a esclarecer lo ocurrido un trabajo de un investigador amateur de Lanzarote que se interesó por el naufragio y por esos cinco nichos tapiados con la frialdad de unos simples números.

La palabra cerrar es clave. Los familiares necesitaban “cerrar el duelo”, algo que incluso los psicólogos les han comunicado… “han sido muchos años sin saber nada, con un dolor abierto como la puerta de mi tía en Barbate que estuvo tres meses abierta de día y de noche esperando que regresaran” Tomás Ladrón de Guevara Rodríguez y José Antonio López Gallardo… Ahora ha llegado el momento de cerrar esa puerta para que tanto ellos como sus familiares descansen tras medio siglo de espera.

José Manuel Pose, Fco Javier Roselló, María del Mar Rodríguez; Manuel y Juan López Gallardo (hermanos de José Antonio) y Ana Ladrón de Guevara son  los familiares que emprendieron esta batalla contra el olvido, por la memoria y por la dignidad de quienes perdieron la vida aquel 6 de febrero de 1973.

 

Listado de los doce tripulantes:

José Bernal Ramírez (fallecido el 3 de Febrero de 1973 de El Puerto de Santa María).

 Jaime Roselló Zaragoza (fallecido el 3 de Febrero de 1973 de El Puerto de Santa María).

  Manuel Oliva Barber (fallecido el 3 de Febrero de 1973 de El Puerto de Santa María).  

Antonio Luis Rodríguez Rivera (fallecido el 3 de Febrero de 1973 de Sanlúcar de Barrameda).

 Juan Rodríguez Coronel (fallecido el 3 de Febrero de 1973 de Sanlúcar de Barrameda).

José Rivero Cortés (fallecido el 3 de Febrero de 1973 de Sanlúcar de Barrameda).

Manuel Valiente Crellán (fallecido el 3 de Febrero de 1973 de Sanlúcar de Barrameda).

José Manga Rodríguez (Superviviente del Naufragio, de Sanlúcar de Barrameda).

Tomás Ladrón de Guevara Rodríguez (fallecido el 3 de Febrero de 1973 de Barbate).

José Antonio López Gallardo (fallecido el 3 de Febrero de 1973 de Barbate).

Julio Pose Canto (fallecido el 3 de Febrero de 1973 de Cádiz).  

Vicente Pérez Yañez (Superviviente del Naufragio, de Cádiz, hoy día fallecido).

 

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