Escuela humanista
A mí me dan miedo las economías sin humanismo: se puede salir del bache de la crisis repartiendo la carga
¿Quién ha sido el que ha sembrado de abrojos el camino noble entre padres y profesores? Algunos culpan una vez más a los políticos que hablan de la escuela desde sus discursos lejanos e inoperantes. Eso ya es cuestión más compleja y a mí me da lo mismo, porque se trata de cumplir cada cual con lo obligado y dejar de remover con la crítica. Pero no se entienden demasiado bien la familia y el aula, es un hecho, siendo ambos los protagonistas de la sociedad.
Esta mañana oía decir una vez más a un candidato que haría lo posible por restablecer el prestigio del profesor. Miedo me da oír eso por lo que puede esconder de mirada frívola o solución simplista. El prestigio se gana, señor candidato, y no se puede recibir de manos del poder sin ir acompañado de un cierto recelo que es extraño a la educación. Pero se trata más de ilusión en común. Yo no creo que en el fondo esté la dignidad perdida de una institución tan antigua como lo de "el señor maestro", sino que se dan circunstancias de angustia en mentes encallecidas y cabe que en ciertos casos ignorantes.
Angustian ciertos barrios que albergan peligros para el hijo que no solucionan los funcionamientos oficiales y se paga con el más débil; el que menos amenaza y el más a mano. Siempre pasa con el que se acerca. Comentaba yo a Ana en su Blog que sí, que los colegios están llamados a extender un tanto su influencia social y optimizar de algún modo la emoción de la familia. ¿Quién va a ayudar a los padres si no? Es simple disposición por parte del profesorado en su parte humana y esto hay que fomentarlo ya en el plan de estudios de las Escuelas del Profesorado.
No puede ejercer la Primaria cualquiera sin estar advertido de esta dimensión social que requiere la proximidad a la familia. Padres mal educados lo reclaman mal, y hay que pararlos, pero esto no quiere decir que no exigen con justicia y hay que considerar su situación. La familia humilde está doblemente presionada por la crisis y el político debe ponerse a su lado desde todos los ángulos, incluido el educativo.
A mí me dan miedo las economías sin humanismo: se puede salir del bache de la crisis repartiendo la carga, más al más fuerte, o cargando el peso al débil porque es el más vulnerable. Lo segundo levanta la crítica a la que tanto se le teme porque el pueblo se contempla agraviado en una situación que para otros está siendo negocio.
Traerá problemas si no se revisan con urgencia las estructuras sociales y deseemos que el ganador de las generales esté a la altura de las circunstancias y aproveche esta ocasión para equilibrar un tanto el sistema social y político. Sin demagogias, sin aprovechar lo fácil para desprestigiar al contrario en una crisis que tiene mayor ámbito que el nuestro y que no se soluciona tan fácilmente. Están los expertos contando los años por decenas hasta restablecer el nivel económico que teníamos, por lo que se hará necesaria comprensión con el que herede esta situación tras los resultados. Aquí dará su talla cada una de las partes poniendo todo tras el servicio al país, más cuando lo que han practicado hasta aquí no se pasa de ejemplar. Para los de "las excelencias" conviene recordar que tenemos una elemental obligación de mirar sobre todo por las clases desfavorecidas que ayudan y enriquecen al común aportando lo que les corresponde, el trabajo, y muchas cosas que harían largo este artículo. De la diversidad nace la individuación, no lo olvidemos, y de ella la convivencia. Y sin ésta, ¿para qué la riqueza? Pensemos.
Esta mañana oía decir una vez más a un candidato que haría lo posible por restablecer el prestigio del profesor. Miedo me da oír eso por lo que puede esconder de mirada frívola o solución simplista. El prestigio se gana, señor candidato, y no se puede recibir de manos del poder sin ir acompañado de un cierto recelo que es extraño a la educación. Pero se trata más de ilusión en común. Yo no creo que en el fondo esté la dignidad perdida de una institución tan antigua como lo de "el señor maestro", sino que se dan circunstancias de angustia en mentes encallecidas y cabe que en ciertos casos ignorantes.
Angustian ciertos barrios que albergan peligros para el hijo que no solucionan los funcionamientos oficiales y se paga con el más débil; el que menos amenaza y el más a mano. Siempre pasa con el que se acerca. Comentaba yo a Ana en su Blog que sí, que los colegios están llamados a extender un tanto su influencia social y optimizar de algún modo la emoción de la familia. ¿Quién va a ayudar a los padres si no? Es simple disposición por parte del profesorado en su parte humana y esto hay que fomentarlo ya en el plan de estudios de las Escuelas del Profesorado.
No puede ejercer la Primaria cualquiera sin estar advertido de esta dimensión social que requiere la proximidad a la familia. Padres mal educados lo reclaman mal, y hay que pararlos, pero esto no quiere decir que no exigen con justicia y hay que considerar su situación. La familia humilde está doblemente presionada por la crisis y el político debe ponerse a su lado desde todos los ángulos, incluido el educativo.
A mí me dan miedo las economías sin humanismo: se puede salir del bache de la crisis repartiendo la carga, más al más fuerte, o cargando el peso al débil porque es el más vulnerable. Lo segundo levanta la crítica a la que tanto se le teme porque el pueblo se contempla agraviado en una situación que para otros está siendo negocio.
Traerá problemas si no se revisan con urgencia las estructuras sociales y deseemos que el ganador de las generales esté a la altura de las circunstancias y aproveche esta ocasión para equilibrar un tanto el sistema social y político. Sin demagogias, sin aprovechar lo fácil para desprestigiar al contrario en una crisis que tiene mayor ámbito que el nuestro y que no se soluciona tan fácilmente. Están los expertos contando los años por decenas hasta restablecer el nivel económico que teníamos, por lo que se hará necesaria comprensión con el que herede esta situación tras los resultados. Aquí dará su talla cada una de las partes poniendo todo tras el servicio al país, más cuando lo que han practicado hasta aquí no se pasa de ejemplar. Para los de "las excelencias" conviene recordar que tenemos una elemental obligación de mirar sobre todo por las clases desfavorecidas que ayudan y enriquecen al común aportando lo que les corresponde, el trabajo, y muchas cosas que harían largo este artículo. De la diversidad nace la individuación, no lo olvidemos, y de ella la convivencia. Y sin ésta, ¿para qué la riqueza? Pensemos.
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