El debate sobre las viviendas turísticas arrecia. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre (PP), ha pedido por carta al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, un cambio normativo para cobrar un impuesto por pernoctaciones en este tipo de alojamiento que se destinaría a alquileres de familias en situación de vulnerabilidad. El primer edil gaditano, Bruno García, no parece contemplar nuevas medidas, a tenor de lo que dijo cuestionado al respecto el jueves pasado, tras la Junta de Gobierno Local: ni una licencia más en el casco histórico y control de la actividad ilegal para reducir progresivamente el número de pisos vacacionales al 4% en el conjunto de la ciudad.
Para Antonio Gallardo, presidente de la Plataforma de vecinos de amigos del Pópulo, considera la estrategia, en cualquier caso, insuficiente. Por un lado, recuerda que el barrio cuenta con un 14% de viviendas turísticas. Por otro, asegura que el Ayuntamiento no dispone de personal suficiente para atender las denuncias de pisos que funcionan al margen de la legalidad. E insiste en que el colectivo, integrante de Cádiz Resiste, no milita en la turismofobia, no en vano, él mismo lleva toda su vida dedicado a la hostelería, pero insiste en que la presión es insoportable “y está expulsando a los vecinos de los barrios”.
Gallardo también carga las tintas contra la asociación sectorial Convive Cádiz. Para el presidente de la plataforma, “deberían quitar Convive de su nombre” porque “solo interesa el dinero, el dinero y el dinero, aunque sea a costa de perder nuestra identidad”.
Francisco Daniel Doña, portavoz de la asociación que cuenta once empresas que gestionan 568 pisos turísticos y genera 135 empleos directos, lamenta, por su parte la “demonización” de la actividad y se afana en combatir con datos los argumentos en contra. Doña insiste en que solo hay 1.645 inmuebles activos, el 2,91% del total, mientras que hay 10.408 viviendas que no se usan como residencias habituales y que, de ponerse en carga, solucionarían el problema. Por el contrario, lamenta, se suben los impuestos a los pisos turísticos, como el agua, o se les culpa de todos los males, como hizo David de la Cruz, de Adelante Izquierda Gaditana, que les llamó “cuatro frikis”.
Asimismo, alerta de que, de esta polémica, solo saca tajada el “lobby hotelero” y advierte de la proliferación de este tipo de establecimientos y apartamentos sin control.
