El alma del andaluz toma cuerpo sobre las tablas del Gran Teatro Falla desgranada en ocho espíritus, uno por provincia. La sombra de ‘El perro andalú’ sobrevuela, salvando mucho (muchísimo) las distancias. La afinación, en cambio, marca un abismo entre ambas obras. Desacertado el grupo en la interpretación de los pasodobles, el primero el piropito de rigor para los carnavales, la fiesta en la que se disparan verdades que todo el país calla. Repasan en el segundo los diferentes nombres que han pasado por la Junta de Andalucía, lamentando que lo hicieran con la Moncloa en su mira y olvidando a esta tierra. Olvidables cuplés. Repertorio bastante endeble, plagado de lugares comunes.
Lo mejor Los detalles del tipo, sin ser demasiado originales, parecen al menos bastante cuidados
Lo peor La poca evolución del grupo respecto a su debut en el pasado certamen