El domingo comenzó con los primeros rayos de luz del sol gaditano iluminando al pregón y sus pastas que durmieron a los pies de María Santísima de la Amargura ya en su paso de palio en la Iglesia de San Agustín.
El joven pregonero, de 29 años recién cumplidos, celebró su cumpleaños de la mejor manera posible. Miguel Ángel Sastre Uyá se encomendó a la dolorosa del Domingo de Ramos gaditano que forma gran parte de su vida como cofrade, además de compartir experiencias con sus hermandades, Ecce-Homo, Buena Muerte, Servitas y Humildad y Paciencia.
El Gran Teatro Falla se dispuso a disfrutar de un día que cada año pone la voz y anuncia la Semana Santa de Cádiz. A las 11.15 horas se abrieron las puertas para recibir a los gaditanos; a las 11.30 horas llegaron las autoridades y, a su vez, el pregonero, acompañado de la Banda Filarmónica de Conil que interpretaba la marcha ‘Esperanza’, de Manuel Marvizón.
Tras el rezo del Ángelus por parte del obispo de la Diócesis, Rafael Zornoza, le siguió el estreno de la marcha ‘Cádiz de Esperanza’, de José Manuel García Pulido, con motivo del Año Jubilar de la Esperanza, y se interpretó la marcha ‘Soledad’, del Maestro Escobar.
La música anunció el acto y el periodista Ángel Exposito del programa ‘La Linterna’, de Cope, con un mensaje claro, madrileño con un profundo amor por Cádiz, invitóa los gaditanos a darse a valer y venderse como ciudad.
El escenario se presentó con un mural que representaba la arquitectura de la Catedral de Cádiz; a la derecha, dos sillas y una mesa donde reposaban la túnica de la Hermandad de Humildad y Paciencia y la dalmática de la Orden Seglar Servita; sobre la mesa, las cinco medallas de las hermandades a las que pertenece el pregonero sobre un baúl; una cruz de mesa y una jarra con cinco rosas por las Cinco Llagas de Cristo.
A la izquierda, el atril, el pregonero y una mesilla con una jarra de cristal con el escudo de la ciudad de Cádiz y vasos con el escudo del Consejo de Hermandades. Sastre Uyá comenzó a relatar la Semana Santa de Cádiz de cabo a rabo, acompañado de la marcha ‘Ecce Homo’, de Eduardo Escobar, el himno de la Semana Santa de Cádiz.
En su mensaje, la Cuaresma y la Semana Santa de Cádiz, “que sobre las tablas del Falla, cuando acaba esta marcha, puedo decir en la tierra, a la que pertenece mi alma, que en la Tácita de Sal y de Plata; ¡Ya huele a Semana Santa!”.
Tras estos primeros versos del pregón, comenzó a agradecer uno a uno a todos los asistentes su presencia, autoridades civiles y militares, comunidad eclesiástica, personas que ya no se encuentran con nosotros, amigos, cofrades y todos los que han hecho posible este pregón. También tuvo palabras para 7TV que retransmitió en directo el acto para las personas que por cualquier motivo, no han podido asistir a este acto.
El pregonero, graduado en arquitectura pero político de profesión, volvió a su vida como arquitecto para construir la Semana Santa de Cádiz comparándola con la arquitectura de la Catedral de Cádiz, su cimentación, su estructura, su ornamento y su cúpula. Tuvo un guiño a su pasión por los medios de comunicación. Puso de ejemplo también la trascendencia del mundo cofrade en general, con personajes icónicos y famosos de nuestro país, como Carlos Herrera, Antonio Banderas o el seleccionador nacional, Luis de la Fuente. Hizo también referencia al cartel de la Semana Santa de Cádiz de Raúl Berzosa, una comparación entre lo divino y lo humano.
Hizo referencia, por otra parte, a su nacimiento, en la Madrugá del Jueves Santo gaditano, con el Perdón, Medinaceli y Sanidad en la calle. También a sus inicios como cofrade y como cristiano de este antiguo alumno del Colegio San Felipe Neri y Marianista de corazón.
Dedicó versos para el Señor de la Humildad y Paciencia, relatando su salida el Domingo de Ramos mientras suena la marcha ‘Réquiem’ de Bienvenido Puelles Oliver, al Señor de la Vera-Cruz, sonando la Capilla Musical, y a la Virgen de los Dolores Servitas.
Al terminar, se interpretó el Himno Nacional y el Himno de Andalucía y se puso fin a un acto y un pregón, que Miguel Ángel Sastre Uyá regaló a Cádiz poniendo en valor sus valores como cristiano y como cofrade y la trascendencia e importancia que tiene la Semana Santa como “una escuela de vida” en la sociedad gaditana.
El acto finalizó con la que es para el pregonero la melodía de su vida, la marcha ‘Amarguras’, de Manuel Font de Anta.