El periodista y escritor Alejandro Luque (Cádiz,1974) ha publicado nuevo trabajo, esta vez una novela infantil, ‘Tres misterios para Quique Parodi, parapsicólogo’. Periodista cultural de El Correo de Andalucía, le sigue una multitud de premios literarios. Ha escrito el poemario ‘Armas gemelas’, la novela corta’ Calle de la soledad antigua’, el ensayo ‘Palabras mayores: Borges/Quiñones,25 años de amistad’; el libro de relatos ‘La defensa siciliana’ y un cuaderno de viajes, ‘Viaje a la Sicilia con un guía ciego’. Director de la feria del Libro de Cádiz en sus tres últimas ediciones y colabora asiduamente en diversos medios de prensa Durante diez años codirigió la revista de literatura y pensamiento ‘Caleta’, y actualmente impulsa la revista digital de cultura mediterránea ‘M'Sur’. Y más cosas…. Que nos cuenta en esta entrevista:
‘Tres misterios para Quique Parodi, parapsicólogo’ es su primera incursión en la literatura infantil-juvenil. ¿Cuál ha sido la motivación?
Escribir para niños es un reto que todos los escritores nos planteamos alguna vez. Es el público más sincero y directo que hay, se apasiona con lo que le gusta y rechaza de plano lo que no. Además, el mundo infantil no está contaminado con los prejuicios y miserias, grandes y pequeñas, de los adultos. Es una gozada adentrarse en él y comunicarse con sus habitantes.
¿Qué tiene de diferente escribir una novela juvenil-infantil?
Te obliga a ser al mismo tiempo claro en la expresión y sutil en el desarrollo de la narración, porque ese mundo infantil del que hablaba está lleno de emociones muy potentes, que nos van a acompañar siempre. Eso te obliga como escritor a volver sobre el niño que fuiste, a recordarte a ti mismo y entender mejor quién eres. Como te digo, un auténtico viaje.
¿Qué tipo de personas lectoras tiene en la cabeza?
Cuando empecé a escribirlo, hace ya muchos años, tenía a mis sobrinos… Que hoy están en la universidad. Pero el lector o la lectora de Quique Parodi son niños y niñas hasta los 10 u 11 años, que aman fantasear y a la vez van a descubrir el placer de usar el pensamiento lógico. Otra cosa curiosa es que el mundo de Quique Parodi y sus amigos es preinformático, allí no hay videojuegos ni ordenadores ni teléfonos celulares. Y ni tan mal, ¿eh?
También recientemente ha salido a la luz la edición crítica, en Cátedra, de ‘Memorias del desarrollo’ de Edmundo Desnoes, prologada y anotada por usted.
Es una novela maravillosa, y hacer la edición crítica para un sello tan prestigioso como Letras Hispánicas de Cátedra, con el que todos hemos estudiado a los clásicos en el instituto, ha sido un honor y un disfrute. Mucha gente conoce la versión cinematográfica, de Gutiérrez Alea, pero creo que se van a sorprender con uno de esos libros que pasaron desapercibidos en tiempos del boom latinoamericano, pero que siguen reflejando los sueños y las angustias de la gente de hoy.
También ‘Mirando y dejando’ una colección de textos de arte del mismo autor cubano…
Sí, llevo tiempo trabajando en la figura y la obra de Desnoes y da la casualidad de que han salido estos dos libros a la vez, además de un ensayo breve del año pasado, Caribe: contra y desde, en Verbum, y otro que aparecerá en breve con la Universidad de Almería. Mirando y dejando es, como dices, una gavilla de ensayos breves que nos abren una ventana formidable al arte cubano, lleno de autores extraordinarios muy desconocidos para el lector español medio: Lam, Portocarrero, Mariano, Eiriz… Pero más allá de eso, es una lección magistral sobre como mirar la pintura.
¿Por qué Desnoes?
Para empezar, por una cuestión de justicia: es un escritor que ha estado muy olvidado pero es muy valioso, sobre todo por esa novela, Memorias del subdesarrollo, que nos da muchas herramientas para seguir analizando este mundo convulso que habitamos. Pero también hay una parte personal en todo esto: Desnoes, además de un amigo entrañable, es alguien importante en mi vida, de esas que te dejan huella y recuerdas cada día. Rescatar su obra es mi forma de darle las gracias después de su fallecimiento hace dos años, y me gustaría acabar escribiendo su biografía.
¿En qué momento se encuentra en la actualidad?
Un poco hiperactivo [risas], pero contento. Y aliviado en la medida de que algunos esfuerzos de varios años van dando sus frutos.
Flamenco, ediciones críticas, la feria del Libro, literatura infantil… ¿usted no para, no?
A riesgo de caer en la autoexplotación [risas], el trabajo no me pesa cuando no se acumula demasiado. Claro que me gustaría poder tener más tiempo, por ejemplo, para leer, o para pasarlo con los míos, pero esta diversificación es algo que llevo haciendo muchos años, por gusto y por necesidad (el periodismo se ha vuelto un sector precario), de modo que forma parte de mí.
¿Qué nos puede adelantar sobre la nueva edición de la Feria del Libro?
Este año hemos empezado a trabajar antes que nunca, de modo que tenemos muy avanzada la programación. Solo puedo decirte que, con la ayuda del público, será una gran edición, en la que habrá de todo y con mucha calidad: fantasía, humor, reflexión, conocimiento, pasiones… Como la literatura misma.
¿Cómo valora el momento cultural que está viviendo la ciudad?
Creo que Cádiz está viviendo, a veces sin darse cuenta, una efervescencia creativa muy interesante. Más allá del impulso institucional que viene recibiendo, me gustaría poner el foco en eso, en la pujanza de los creadores y creadoras, y en el público que los está respaldando. Solo temo que esté todo demasiado atomizado, que las fuerzas se dispersen, pero estamos a tiempo de evitarlo. Y debemos trabajar para pensar qué cultura queremos no solo ahora, sino también a cinco, diez o veinte años vista. Ese es el mayor reto de los gestores.
¿Cuáles son sus proyectos de futuro?
El día a día del periodista y del escritor no permite pensar demasiado en el futuro, pero tengo cuatro ferias del libro por delante, dos libros míos que se publicaron hace poco en Italia y espero que salgan pronto en España, otro libro del que no puedo adelantar nada, pero está en muy buenas manos… Ah, y también me he embarcado con mis compañeros de MSur en una aventura editorial, MSur Libros, que espero tenga buena andadura. Hemos sacado un libro sobre el velo de Wassyla Tamzali y otro sobre Palestina de Kenizé Mourad. Y luego está lo de tratar de ser feliz, ¿qué más voy a pedir?