Seis años y medio después de ser violada en Cádiz, Antonella Tonani sigue esperando justicia. Su agresor, un hombre de 36 años conocido como 'El Trola', ha sido condenado a siete años de cárcel. Pero hoy, pese a tener ya una sentencia firme del Tribunal Supremo, sigue en libertad.
La Justicia le dio la razón. Tres veces. La primera sentencia llegó en 2021, fue ratificada en 2022 y finalmente confirmada por el Supremo en 2024. El ingreso en prisión estaba fijado para el pasado 7 de febrero. Pero nunca se produjo. No hay orden de busca y captura. ¿El motivo? Una alegación médica de la defensa que aún no ha sido revisada.
Desde Italia, Antonella denuncia lo que considera una burla. “Me pregunto cuándo va a entrar, cuándo va a ser evaluado por un médico legal, ¿en dos años? Tengo que esperar yo dos años todavía, seguir con esta frustración otra vez, cuando está condenado por tres tribunales el de Cádiz, Granada y Madrid”, lamenta. Tres condenas a las que ya no puede recurrir.
A día de hoy, la única medida que se está cumpliendo es una orden de alejamiento, aunque, como ella misma señala, resulta fácil de acatar: "cuando yo no vivo en Cádiz, sino en Italia”.
Antonella era una estudiante Erasmus cuando fue agredida sexualmente. Hoy, recuerda con dolor cómo su vulnerabilidad fue aprovechada. “Aprovecharse de una Erasmus es muy fácil. No habla bien el idioma, no conoce a gente, está sola. Es muy fácil juzgar a una persona que está siempre de fiesta. Decir que se lo ha buscado. Para personas como él, es la víctima perfecta".
Han pasado más de seis años. Y aunque la Justicia ya ha hablado, el condenado no ha pisado la cárcel. “Ese dolor no me lo va a quitar nadie, esa rabia no me la va a quitar nadie, pase lo que pase. He aprendido a convivir con eso. Y se aprende a convivir para seguir adelante, pero que haya sentencia y que no le pase nada… Y ver cómo tú tienes que volver a revivir todo, una y otra vez, es horrible”.
Con la voz entrecortada, Antonella lanza una última reflexión: “Que me digan a mí que colabore, que la justicia me diga ‘antes o después va a entrar’… Ya entiendo por qué mucha gente se cansa.”
Su caso no es único. Y eso es, precisamente, lo que más le duele. “Él no tiene cargo de conciencia, ni se siente mal, está arrepentido ni nada, porque no es la primera ni la última". Un año antes, explica, una joven alemana ya había denunciado al mismo hombre por agresión sexual. La denuncia no prosperó por falta de pruebas, y el acusado fue absuelto. Además, acumula varias condenas de alejamiento por otros casos.
Un calvario que no le desea a nadie y con el que quiere acabar. No por ella. Sino por las demás.
