La Virgen de los Dolores recorrió el corazón de la ciudad acompañada por marchas fúnebres, evocaciones entrañables y un público entregado que colmó el casco histórico desde primeras horas de la tarde.
La Semana Santa de Cádiz 2025 se ha iniciado con la intensidad de una ciudad que vuelve a rendirse ante su patrimonio devocional más arraigado. La Venerable Archicofradía de Servitas fue la encargada de abrir el ciclo de la Pasión con una estación de penitencia marcada por la sobriedad, la estética clásica y la autenticidad del fervor gaditano.
Desde las seis de la tarde, la calle Sagasta se encontraba repleta de fieles y espectadores. El entorno de la parroquia de San Lorenzo se convirtió en un hervidero de emociones contenidas, reencuentros y miradas expectantes. El cielo, velado por una tenue capa de nubes, anticipaba una noche sin inclemencias, mientras los primeros acordes de cornetas y tambores comenzaban a preludiar los días más intensos del calendario litúrgico.
A las 19:00 horas en punto, se abrieron las puertas del templo. La cruz de guía, flanqueada por faroles, se abrió paso entre los aplausos y el recogimiento de los asistentes. El capataz Julio Reyeros impartía las primeras órdenes a su cuadrilla para realizar la salida con precisión quirúrgica. Una vecina, visiblemente emocionada, rompió a llorar al compás del Himno Nacional. Instantes después, emergía el paso de palio de la Virgen de los Dolores, de terciopelo negro bordado en oro, engalanado con piñas salomónicas de rosas color champán que resplandecían con la luz crepuscular.
Durante su itinerario por Hospital de Mujeres, Plaza Libertad, Compañía y Pío XII, la Dolorosa fue acompañada por un repertorio musical de gran riqueza y solemnidad: Ecce Homo, de Eduardo Escobar; Amarguras, de Manuel Font de Anta; y la marcha fúnebre de Chopin. En un instante especialmente emotivo, desde el interior del paso se escuchó una voz que proclamó: “¡Viva la Virgen de los Dolores!”, a lo que siguió un “¡Viva!” coral que se propagó entre los balcones y fachadas.
La llegada a la Santa Iglesia Catedral se produjo en torno a las 20:45 horas. Allí se vivió uno de los momentos más simbólicos de la noche.
Finalizada la estación de penitencia, la cofradía emprendió su trayecto hacia la carrera oficial y, posteriormente, hacia su sede canónica en el barrio de San Lorenzo. A su paso por la calle Montañés, la hermandad realizó una visita a las Hermanas Concepcionistas, madrinas de la coronación canónica celebrada en 2011, en un gesto cargado de memoria y gratitud.
En el momento de la recogida, Sagasta volvió a convertirse en epicentro del fervor popular. Sonaba Soledad, interpretada por la Banda de Música Maestro Tejera de Sevilla. El paso avanzaba con sobriedad y señorío, entre un silencio sobrecogedor solo roto por una saeta, el rumor de las bambalinas y los acordes finales del Himno Nacional. La Virgen de los Dolores, en un gesto de solemnidad, entró de frente a su templo, clausurando así una jornada inaugural que deja ya una profunda huella en el corazón de Cádiz.
Así dio comienzo la Semana Santa de 2025: con liturgia, belleza y el anhelo cumplido de volver a vivir, un año más, la Pasión por nuestras calles.
Breve reseña histórica:
La Orden Servita tiene su origen en Florencia, donde siete caballeros, el Viernes Santo de 1233, deciden crear una fundación para meditar sobre el dolor de María y la pasión de Cristo. El Papa Inocencio IV aprueba las primeras constituciones de la Orden Terciaria de Siervos de María en 1242, con tres facciones: dos religiosas y una seglar, siendo de esta última de donde brotan filiales por todo el mundo. A Cádiz llega Bula de fundación de la Orden Tercera con fecha de 12 de marzo de 1727.
Imagen: La talla de la Virgen de los Dolores se atribuye a la escuela genovesa del siglo XVIII, desconociéndose a la fecha su autor.
Prior de la Fraternidad: Hermano profeso Rafael Guerrero Pinedo.
Capataz: José Julio Reyeros Cánovas.
Hábito: Túnica negra con escapulario y antifaz del mismo color.
Sede Canónica: Parroquia de San Lorenzo Mártir. Un paso.