El G7 garantizó este lunes su apoyo a la estabilidad en los mercados financieros en un intento de inyectar calma ante los problemas de deuda.
El G7 garantizó este lunes su apoyo a la estabilidad en los mercados financieros en un intento de inyectar calma ante los problemas de deuda en Europa y EEUU, mientras Japón, segundo mayor poseedor de bonos de Washington tras China, aseguró que sigue manteniendo su confianza en ellos.
Tras una teleconferencia urgente antes de la apertura de los mercados asiáticos, los ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales del G7 emitieron una declaración en la que aseguraron tomarán "todas las medidas necesarias para respaldar la estabilidad financiera y el crecimiento".
"Estamos comprometidos a llevar a cabo acciones coordinadas, en caso necesario, para asegurar liquidez y para respaldar el funcionamiento del mercado financiero", indicaron los responsables de Finanzas de los siete países más industrializados.
Su declaración, sin embargo, no sirvió para aliviar la inquietud en las plazas de Asia, donde la Bolsa de Tokio cerró con una caída del 2,17 por ciento y Seúl de casi el 4 por ciento, al tiempo que Hong Kong bajaba un 3 por ciento poco después de su apertura.
Al referirse a la crisis de deuda en Europa, el G7 aplaudió las medidas adicionales "anunciadas por Italia y España para fortalecer su disciplina y fiscal y apuntalar la recuperación de la actividad económica y la creación de empleo".
Los responsables de Finanzas del grupo, que se reunirán el próximo mes en Marsella (Francia), celebraron además las "acciones decisivas" adoptadas por EEUU y la zona del euro para afrontar las tensiones financieras e invitaron a aplicar los acuerdos alcanzados "de manera rápida y total".
El llamamiento del G7 a la serenidad se produjo entre los temores por la persistente crisis de deuda en la zona del euro y la rebaja de la calificación de la deuda estadounidense por parte de la agencia Standard & Poor's.
Pese a ello, Japón, segundo poseedor de bonos del Tesoro de EEUU por detrás China, aseguró hoy que considera que la deuda emitida por Washington es aún un producto financiero "atractivo".
La tercera economía mundial poseía a finales de mayo 912.000 millones de dólares en bonos estadounidenses del Tesoro, frente a los 1,16 billones de dólares en manos de China.
Este fin de semana, Pekín criticó duramente a Washington por la crisis y le pidió que corrija los "errores estructurales" de su deuda y garantice la seguridad de los activos chinos en dólares.
Por contra, Tokio indicó hoy a través de su ministro de Finanzas, Yoshihiko Noda, que mantiene la confianza en los bonos estadounidenses "asumiendo que EEUU tomará medidas para restaurar sus finanzas".
La situación en Estados Unidos ha arrastrado al dólar a cerca de su mínimo tras la II Guerra Mundial frente al yen, lo que la semana pasada llevó a Japón a intervenir en el mercado de divisas para frenar la apreciación de su moneda.
Hoy, Noda ofreció detalles sobre esa operación a sus homólogos del G7, algunos de cuyos miembros han sido tradicionalmente reticentes a este tipo de intervenciones unilaterales.
En este sentido, los titulares de Finanzas subrayaron que "el exceso de volatilidad y los movimientos desordenados en los tipos de cambio" tienen "implicaciones adversas" para la estabilidad financiera y, sin referirse al caso concreto de Japón, dijeron que mantendrán "estrechas consultas" sobre las acciones en los mercados de divisas.
A falta de confirmación oficial, se calcula que la venta masiva de yenes del pasado jueves por parte del Ministerio de Finanzas nipón habría ascendido a entre 4,4 y 4,6 billones de yenes (39.307 y 41.103 millones de euros).
El Gobierno nipón dejó hoy entrever que está dispuesto a seguir interviniendo en el mercado para garantizar la competitividad de su moneda local, pese a que los analistas han advertido de que este tipo de operaciones son meros "parches", puesto que en el contexto actual la fortaleza del yen depende de factores externos a Japón.
El dólar se intercambiaba hoy de nuevo en el mercado nipón en la banda alta de los 77 yenes, a poco más de una unidad de su mínimo de posguerra de 76,25 yenes, marcado tras el terremoto y tsunami de marzo en Japón.