Otra cosa distinta es el volumen de negocio que pueda hacerse estos días, sobre todo porque quienes conservan la tradición de visitar el cementerio se decantan desde hace ya varios años por las flores sintéticas, que garantizan la pervivencia en el tiempo de los exornos que se colocan en nichos y tumbas.
El Ayuntamiento mantiene hasta el día de hoy el dispositivo especial que trata de facilitar la visita al cementerio. El operativo contempla un refuerzo de la vigilancia en el interior del camposanto, así como una mayor presencia de la Policía Local en el exterior para regular el tráfico. Además, los visitantes que así lo desean pueden desplazarse por el cementerio en pequeños y cómodos vehículos eléctricos cedidos por el Club de Golf de Montecastillo. También se ha instalado un mayor número de contenedores para que los visitantes puedan depositar allí las flores que vayan siendo reemplazadas.
La zona de aparcamientos esta organizada por personal voluntario de Brote de Vida. Voluntarios de este mismo colectivo ayudan también a las personas que lo deseen a trasladar escaleras, a limpiar las lápidas o a cualquier otra labor.
A pesar de que la tradición de visitar el cementerio se mantiene viva, el auge experimentado por la incineración en estos últimos años hace que los restos de buena parte de los fallecidos en esta última década no se encuentren en el camposanto. En Jerez se tiende al equilibrio entre las incineraciones y los entierros, sobre todo desde que a finales de los noventa el tanatorio empezara a ofrecer esta posibilidad.
Sea de una u otra forma, lo cierto es que pasear por el cementerio sigue constituyendo una buena ocasión para encontrarse con lo más parecido que existe a la eternidad.