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Miércoles 26/06/2024  

ARCO

Cuando las glaciaciones confinaron al ser humano a lo más profundo de las cavernas, perdieron el contacto con el mundo exterior y trataron de reproducir en los techos y paredes de aquellos refugios, escenas relacionadas con la actividad que les procuraba el sustento diario y otras alusivas al escueto orden social y a su propia morfología corporal.
   
Aún hay seres humanos que siguen voluntariamente viviendo en una caverna que no necesariamente tiene que corresponderse con una oquedad horadada en un pliegue del cuaternario. Ahora las cavernas pueden ser ideológicas, políticas, religiosas, sociales o, incluso, artísticas. Y los que frecuentan ese espacio geológico ya no se cubren con pieles ni comen sin cocinar los alimentos eructando como posesos al final de una ingesta troglodítica.

Ahora hay cavernícolas que van vestidos con trajes de diseño exclusivo, frecuenta los restaurantes más exclusivos e, incluso, dejan rodar alguna lágrima por la mejilla cuando Madame Butterfly se clava una daga de acero muy afilado justo en el centro de su corazón burlado o, notan un latido más alto que otro cuando escuchan alguna melodía de Mozart.
   
De aquella necesidad pictórica representativa inicial pasando por Grecia y Roma y por todos los movimientos artísticos que han sido hasta llegar a, digamos Miquel Barceló, se ha llegado a una necesidad estética cuya principal misión es sorprender al espectador sugiriendo tendencias, afirmando agotamientos de técnicas y materiales y mostrando, sobre todo, una amplia oferta de ocurrencias más o menos agudas imaginativas o creativas que sólo el tiempo dirá si se convertirá en arte o pasarán a engrosar el más oscuro de los olvidos. A cinco horas de Algeciras se ha montado un zoco muy moderno que ocupa tres pabellones de Ifema. El 6, 8 y 10 acogen hasta el lunes 16 la edición de este año de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo, ARCO. Siendo la India el país invitado este año. Aquí podría nombrar las más variopintas técnicas utilizadas en las esculturas y pinturas expuestas o colgadas allí: Tinta sobre papel, técnica mixta fotográfica con impresión cromogénica, acuarela sobre papel, técnica mixta sobre arpillera, etc. Pero no hay nada como ponerse delante de un cuadro, de una escultura o de cualquier otra composición artística y, esperar a que a uno lo inunde las ganas de salir corriendo hacia otro stand o quedarse allí envuelto en el placer que le produce esa combinación de colores y forma, esa originalidad de presentar bajo una nueva visión esa conducta tan cotidiana como pueda ser la de abrir un frigorífico. Después de visitar los tres pabellones y casi todas las galerías y expositores allí concentrados durante estos días, he visto propuestas que son sinceras y honestas muestra de trabajo artístico intenso y serio que luego, el público, los marchantes o el talento mantenido en el tiempo del artista dirá si es el esperanzador inicio de una carrera prolífica llena de descubrimientos y propuestas llenas de talento, sensibilidad y modernidad, o la frustración por haberse diluido todo en la nada más repetitivamente estéril.

Entre los stands de la India he encontrado las propuestas que más me han atraído como el grupo escultórico formado por Ghandi y Neru en posición semiacostada y detrás en la pared una foto de los tiempos en los que ambos luchaban por sacudirse al Imperio británico de su país; una foto de una joven sobre una cama metálica muy brillante y ropa de cama inmaculadamente blanca que, de rodillas y mirando al espectador se acerca un espejo por debajo del camisón para visualizar su sexo. También citaría la fotografía de la artista hindú Vivek Vilasini que ha colgado una fotografía titulada Last supper-Gaza (La última cena-Gaza) en la que se ven a 13 mujeres vestidas de negro y con turbante recreando la última de Jesucristo y sus discípulos. Estéticamente es impactante, el dinamismo de la instantánea está absolutamente logrado y la composición es impecable.

Andalucía también tiene representación en ARCO con un stand institucional muy digno y con una galería, la del sevillano Rafael Ortiz. Los veteranos de la muestra dicen que va a menos. Sin duda que tienen razón, pero sigue siendo una magnífica ocasión para comprobar que aún hay personas capaces de crear belleza aunque sea de la más pura y dura cotidianeidad.

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